Profundo pesar causó la repentina muerte del sargento segundo José González Parra, quien fue baleado por un individuo al que le iba a controlar la identidad durante la noche de ayer miércoles, en Longaví, región del Maule.

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El uniformado de 33 años, que estaba casado y era padre de una pequeña de 4 años, era fanático del fútbol y de la pesca, lo que disfrutaba habitualmente.

Sin embargo, su mayor pasión era la cueca, por lo que engrosaba las filas del conjunto folclórico “Voces Cordilleranas”.

En su vida uniformada, la cual empezó en 2003, destacó por sus competencias investigativas, por lo que fue destinado a pertenecer a la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de la 54º Comisaría de Huechuraba.

Mientras pertenecía a esa unidad, se perfeccionó en el área, completando el curso de “Actualización de Métodos de Investigación Delictual”.

Posteriormente, y por su destacada labor, lo trasladaron al OS-9, sección de Carabineros que se dedica a la investigación de organizaciones delictuales.

Luego, entró a la Escuela de Suboficiales, para completar el perfeccionamiento. Una vez graduado, lo enviaron a la Subcomisaría de Longaví, donde se mantuvo trabajando hasta el día de su desgarradora muerte mientras realizaba su trabajo.

El malogrado suboficial fue un hombre de tradición institucional, ya que nueve integrantes de su familia son funcionarios activos de la institución.

El sargento segundo se sumó a la largo lista de mártires de Carabineros, siendo el 1201 que muere en actos de servicio.

Murió haciendo su trabajo

El sargento González acudió como todos los días a su trabajo, con su uniforme impecable y dispuesto a realizar lo necesario para cumplir con sus tareas.

Ese día, ayer miércoles, las diligencias estaban centradas en encontrar a un individuo que en horas de la madrugada entró a la unidad policial, golpeó al uniformado de guardia, lo dejó inconsciente y robó su arma de servicio.

Por ello, Carabineros de Longaví y el Maule realizaron intensos y planificados operativos tendientes a capturarlo durante todo el día.

Fue en ese contexto en que José González pasó a ser el nuevo mártir de la institución. Iba a realizar un control de identidad a un hombre que, preliminarmente, era el sospechoso que buscaban. Sin embargo, recibió un certero disparo en la cabeza, el cual le causó una muerte inmediata.

El jefe de la VII Zona, general Fernando Vera, extendió las condolencias a su familia y aseguró que estos hechos no mermarán los servicios de la policía uniformada.