El fin de semana murió Susana Lissette Peña, copiapina que estuvo seis años postrada tras un un accidente cerebro vascular y pidió que se aprobara la eutanasia.
A sus 35 años, un paro cardiorrespiratorio terminó con su vida. “Lissette falleció, le dio un paro respitaratorio, ella llevaba meses enferma, ya no podía comer, se empezaba a ahogar todos los días, no podía ni tomar agua, estaba malita, sufría demasiado todos los días”, detalló al Diario de Atacama su madre, Sonia Cares.
En abril había manifestado sus deseos de no seguir viviendo, puesto que sufría a diario. “Estar así no es fácil, estoy cansada de vivir así, siento que tengo de esclavos a mis papás. Mi mamá no puede salir, porque la niña que me cuida lleva poco tiempo y está aprendiendo (…) no soy capaz de botar las flemas y eso significa que me ahogo, me tienen que sacar las flemas, me tienen que meter sondas”, dijo.
Respecto de la materia, en mayo la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados incorporó al proyecto a menores desde los 14 años.
De acuerdo a la iniciativa, los pacientes que estén entre los 14 y 16 años deberán contar con la autorización de sus representantes legales para proceder a la intervención médica para morir. En caso de que no exista tal figura, podrá el menor solicitar la facultad de un juez de familia para constatar los requisitos legales necesarios.
Si el adolescente tiene más de 16 años, la decisión es autónoma y solo debe informarla a su familia.
Lissette, en tanto, será despedida este lunes por sus familiares y seres queridos.
