Golpes, insultos, amenazas y acoso. La violencia estudiantil ha crecido de manera exponencial y preocupante en nuestro país. ¿Qué la origina y qué se puede hacer al respecto? Expertos de distintas disciplinas conversaron con BioBioChile, analizando las causas y plantearon posibles soluciones a este grave problema social.

Un informe del Instituto de Anual de los Derechos Humanos (INDH) de 2022, reveló que existe un creciente aumento de la violencia escolar entre los estudiantes post pandemia del Covid-19.

Reflejo de ello, son los múltiples episodios de agresiones que se reportan en los diferentes establecimientos educacionales del país. Uno de los últimos hechos se vivió en la comuna de San Pedro de la Paz, región del Bío Bío, donde una turba de estudiantes no solo protagonizó una riña entre ellos, sino que también atacaron a un carabinero.

BioBioChile acudió a especialistas para abordar esta problemática.

Para el sociólogo y profesor de la Universidad de Concepción, Pablo Martínez, es indudable que la violencia escolar va en aumento. Para él algunos de los factores que incidirían en estos episodios serían el encierro y la falta de socialización con sus pares.

“Estos hechos sociales son transitorios, ya que las personas están cambiando constantemente y el tipo de violencia aumenta cada día socialmente, ya sea mediante internet, los medios de comunicación de masas o las redes sociales”, indicó.

Cultura de acostumbramiento a la violencia escolar

A su vez, señaló que “en el caso de los niños que están en formación y aún no pueden distinguir por sí solos moralmente lo que está bien y mal, hay una cultura de acostumbramiento, la que promueve excesos de violencia y la normaliza“.

Junto con ello, comentó que la violencia conductual ha aumentado, ya que existe una respuesta más violenta en los jóvenes desde el 2019, a la fecha.

Martínez además, destacó que los niños de 12 a 18 años se ven más trasgredidos, porque están en pleno desarrollo dentro de un sistema social que “está reproduciendo en conductas de los niños, lo que provoca un aumento de los hechos violentos”.

Respecto al planteamiento de soluciones, sostuvo que se debe “promover una cultura de paz y la no violencia. Además, la autoregulación surge en el hogar con ayuda de los padres y a medida que se va socializando en las afueras, el niño se acobija en las instituciones”.

Finalmente, agregó que “otro punto es la violencia objetiva; porque la percepción también se ve afectada dependiendo del lugar en que nazca cada individuo. Pero esto también repercute harto en la delincuencia y la normalización de esta, porque hoy en día, está mal visto el no poder defenderse frente a los actos violentos que existen, cuando debería ser al revés”.

Indiferencia en los estudiantes

En tanto, Richard Seguel, docente del Instituto San Sebastián de Yumbel, comentó que “existe un cambio en los alumnos. Son generaciones muy distintas a las que uno veía hace diez años atrás. Ahora algunos son más indiferentes, individualistas y existe menos compromiso o interés que antes”.

Agregó que, “existen estudiantes que comparten menos, asumo que se debe a la facilidad con las tecnologías. Entonces existe un aislamiento y una normalización de la violencia debido a esta”.

Con ello, señaló que también hay una falta de preocupación por parte de los adultos hacia los alumnos y esto estaría generando una indiferencia con el resto.

Alza de casos de violencia escolar

En distintas instituciones se han registrado amenazas de violencia, desde videos en redes sociales, hasta escolares peleándose a las afueras de los establecimientos a lo largo del país.

De acuerdo con el estudio del INDH, en los primeros seis meses de 2022 en la Superintendencia de Educación se mostró un aumento del 6% de agresiones en comparación con el mismo periodo en 2019, antes de la pandemia. Respecto a las riñas entre los mismos estudiantes, el estudio reflejó un aumento del 86%.

Por otra parte, las situaciones de connotación sexual son de un 13% mayor, en comparación al mismo periodo del Covid. Las denuncias aumentaron en un 54% (desde 250 denuncias a 389 en el semestre) en este mismo ítem.

A su vez, el estudio reveló que en abril de 2022, un 53% indicó que la situación de violencia estaba peor que en 2019 y para mayo, 1/4 de los establecimientos en Chile declaró que su desafío principal estaba enfocado en la violencia por parte de los estudiantes.

Falta de regulación emocional en jóvenes

El Académico del Departamento de Psiquiatría de Salud Mental de la Universidad de Concepción, Felipe García, apuntó que a nivel generacional los jóvenes tienen menos regulación ante el enojo, la tristeza y existe un déficit de estas herramientas.

En esa misma línea, asocia la importancia que se le otorga en la actualidad a los dispositivos electrónicos y a la costumbre de la inmediatez o la instantaneidad que provocan las redes sociales.

Respecto a la regulación de las conductas, García indicó que “en el área social, el estar en los colegios permite una autoregulación, teniendo en cuenta la comunicación entre sus pares. Sin embargo, esto con la pandemia desapareció, por ende, al volver tuvieron que readaptarse de golpe a las nuevas condiciones”.

Ausencia de protocolos escolares

A su vez, alude que el manejo de los colegios se vio sobrepasado por la falta de protocolos, lo que provocó un aumentó en el bullying, la intolerancia a la frustración y la violencia escolar. Fueron ingenuos -los colegios- con la forma en la que abordaron estos factores después de la pandemia”, agregó.

“Es necesaria una capacitación para el manejo de situaciones conflictivas, disciplinar afectivo, entre otros. Reglas claras, contacto con la comunidad, trabajo inclusivo que también sea con los padres”, añadió García.

Para el profesional, los adolescentes pasaron por distintos cambios, sociológicos, físicos, la pantalla, la mascarilla, por ende, “eso generó que su comportamiento fuese más a la defensiva”.

“Hemos estudiado que antes de la pandemia muchos jóvenes no calificaban como violencia algunos comportamientos que son violentos; el hecho de empujarse, pegarse, las relaciones de pareja adolescente, restringirse, controlarse, no eran percibidos por ellos como violencia, lo que se normalizó bastante”, finalizó el académico.