Duras críticas han surgido a propósito de la nueva Ley de Migración presentada por el Gobierno en el Congreso y que actualmente se tramita en el Senado. Organizaciones de chilenos en el exterior aseguran que es racista, selectiva y xenófoba.

La nueva norma legal busca reemplazar la antigua legislación que fue dictada en 1975 en plena dictadura, y que además es una de las más antiguas de Latinoamérica.

Según ha cuestionado el Servicio Jesuita de Migrantes, la actual ley desconoce los derechos de los migrantes que llegan a nuestro país. Incluso, en sus dos primeros párrafos los temas más relevantes son las expulsiones y prohibiciones a inmigrantes.

Ante la necesaria actualización, y fundamentalmente debido al masivo ingreso de migrantes, en 2013 el presidente Sebastián Piñera presentó una nueva Ley de Migración y Extranjería.

Según destaca el sitio web del Senado, el proyecto busca orientar la normativa hacia un modelo de migración segura, ordenada y regular.

El proyecto contempla la creación del Servicio Nacional de Migraciones, entidad que deberá administrar el Registro Nacional de Extranjeros, que tendrá carácter reservado, junto con otros cambios respecto a la entrega de visas, por ejemplo.

ARCHIVO | Leonardo Rubilar | Agencia UNO
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Complicaciones en la Comisión de DDHH del Senado

El proyecto actualmente está en su segundo trámite constitucional en el Senado, en la comisión de Hacienda, luego de susperar la Comisión de Derechos Humanos del Senado, instancia en donde quedaron en evidencia las diferencias entre oficialismo y oposición.

De acuerdo al Senado, las principales piedras de tope fueron la ausencia de un mecanismo de regulación para los extranjeros informales y las atribuciones de la Subsecretaría del Interior, para disponer la prohibición de ingreso y el plazo para efectuar las expulsiones.

Donde hubo mayor consenso, en cambio, fue en materia de beneficios para los hijos de extranjeros, quienes podrán estudiar con gratuidad. Mientras que en materia laboral, se establecieron multas de hasta 200 UTM a las empresas que contraten trabajadores sin papeles, entre otras.

Los cuestionamientos desde las organizaciones sociales

Pese a que el proyecto está casi por finalizar su periplo legislativo, distintas organizaciones han cuestionado duramente la iniciativa, principalmente acusando que se ha tramitado entre cuatro paredes.

Al respecto, un grupo de organizaciones de chilenos en el exterior y retornados de distintos países, emitieron una declaración pública rechazando la Nueva Ley de Migración de Chile, que no incluye a los compatriotas que están fuera del país.

Entre los firmantes destacan personas ligadas a la Red Feminista de Mujeres y Disidencias Chilenxs en el Extranjero, Asamblea de chilenes en Buenos Aires, Asamblea Feminista Chilenas en la CDMX (México), Cabildo Chilenes en Buenos Aires, Colectivo Ni Una Migrante Menos de Argentina, Asamblea Popular de Chile en Nueva York, Hijas e Hijos del exilio Chile, Rede de Mulheres Imigrantes Lésbicas e Bissexuais – MILBi (Brasil), entre otras.

Si bien en el texto destacan la necesidad de una nueva legislación, enfatizan en la ausencia de participación social en el debate de este proyecto, al que además califican de racista, selectivo y xenófobo.

“En los gobiernos de S. Piñera y M. Bachelet fueron presentados proyectos prácticamente iguales y sin cambios sustantivos para la creación de una nueva la ley. Ambos proyectos continúan con un enfoque racista, selectivo, sexista y xenófobo”, destacan.

No están las condiciones

Acusan que el proyecto desconoce convenios firmados por el Estado, como las disposiciones de la Convención Internacional sobre protección de los derechos de todas y todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entre otros.

“Esta ley afecta a todas las personas migrantes en Chile, como también a las personas chilenas que vivimos en el exterior”, resaltan.

“Hace más de 2 décadas diversas organizaciones sociales vienen buscando modificar esta ley, pero ante la situación global de pandemia no existen las condiciones para generar un amplio consenso y debate público”, agregan en la declaración.

Una ley racista

Según destaca uno de los voceros de las organizaciones sociales, Alex Gallardo Valdés, de la Asamblea y Cabildo de Chilenes en Buenos Aires, Argentina, esta nueva ley afecta principalmente a los migrantes que están en Chile, pero también hay partes que inciden y que afectan a los chilenos que están en el exterior.

“Creo que ha habido muy poca participación en este proceso. No hay una perspectiva migratoria clara, se mantiene en la misma lógica restrictiva y segregadora que tiene el antiguo decreto”, sostiene.

“El enfoque que tiene esta ley, es un enfoque racista, selectivo, sexista y xenófobo, principalmente porque les pone trabas a la gente que quiere entrar al país”, asegura.

No hay ayuda para los chilenos en el exterior

Una de las situaciones que como chilenos en el exterior advierten, es la ausencia de una norma clara para ir en ayuda de los compatriotas que quedan a la deriva por situaciones de emergencia, tal como sucedió con la pandemia del coronavirus.

“Como chilenos en el extranjero, lo que nos preocupa es que no tiene un enfoque claro en el apoyo que debe dar a los residentes en el extranjero en el caso de una pandemia o de una crisis, o de algo grave”, advierte.

“En esta situación de pandemia fueron las organizaciones sociales las que tuvieron que comenzar a generar actividades para generar recursos y traer a estos chilenos retornados”, dijo Gallardo.

En el caso de México, por ejemplo, aseguran que esta situación está incluida en su legislación, donde el Gobierno se hace cargo de poder hacer regresar a sus residentes o a sus ciudadanos a su país de origen.

No hay participación ciudadana

Pero no sólo hay “vacíos” respecto al apoyo en situaciones de emergencia. También cuestionan la falta de participación en los procesos electorales de nuestro país.

“Nosotros como chilenos en el extranjero tenemos por la ley vigente del Servel, la posibilidad de poder elegir el plebiscito de entrada o de apruebo o rechazo, y el de salida. Pero como no existe un distrito internacional, no podemos elegir constituyente, lo cual encontramos que en cierta forma nos segrega y no nos deja participar en este proceso que es muy importante”, puntualiza.

ARCHIVO | Sebastian Beltran | Agencia UNO
ARCHIVO | Sebastian Beltran | Agencia UNO

Si bien Gallardo cuenta que hace dos semanas hicieron una petición formal con indicaciones a la presidenta del Senado, Adriana Muñoz, hasta la fecha no han recibido respuesta.

“Consideramos que es necesario postergar el debate del proyecto de ley, queremos ser parte de esta nueva ley y que se integre nuestras visiones como migrantes chilenos en el extranjero”, pide.

Chilenos salen a estudiar

“En la dictadura salió mucha gente a pedir asilo en el extranjero y ya en la década de los noventa, con el modelo neoliberal de la educación, muchos chilenos tuvimos que salir a estudiar al extranjero”, relata.

Por lo mismo, Alex Gallardo enfatiza en la necesidad de garantizar estos procesos a través de una ley.

“Es necesario que estas futuras generaciones que van a salir a buscar un nuevo rumbo a otros lados, tengan el resguardo del Estado chileno, cuando salgan y cuando quieran retornar”, señala.

El efecto de la Guerra Fría

Uno de los pocos parlamentarios que ha dado su apoyo a las organizaciones de chilenos que viven en el exterior, es el diputado de Acción Humanista, Tomás Hirsch.

“Cuando se discutió esta ley en la Cámara, yo la rechacé porque creo que no cumple con los estándares que se necesitan para el tema de la migración en el Siglo 21, en un momento en que el mundo se globaliza en que es fundamental facilitar el libre tránsito y no poner cada vez más trabas a las personas”, señala en conversación con BioBioChile.

En ese sentido reconoce que se necesita una nueva ley de migraciones, debido a que la actual legislación corresponde a otro momento, era la Guerra Fría, donde todo se miraba con desconfianza, donde cada extranjero representaba de algún modo un peligro.

Según cuestiona, el proyecto promovido por La Moneda “pone restricciones muy diversas, por ejemplo a quienes viven en sectores fronterizos, a los pueblos originarios, a los hijos de quienes piden refugio, hay una serie de dificultades que no están contempladas. Al retorno de los chilenos que viven en el extranjero, tiene discriminaciones de tipo sexofóbicas, de género también”.

Una ley de migración a puertas cerradas

Al respecto, propone una ley con participación ciudadana. “Ese es el error que estamos presenciando acá, una ley hecha a puertas cerradas sin ningún debate, sin ninguna inclusión de los cientos de miles de chilenos, sus representantes que viven en el extranjero, y de las organizaciones de migrantes que viven en Chile”.

“Lo que están pidiendo y que yo apoyo, es que este proyecto se detenga y se genere un verdadero debate nacional, con participación de los involucrados, de los interesados, y luego entonces con esas indicaciones se vuelva a debatir en el Congreso”, exigió.

No obstante, el camino no es sencillo, especialmente porque el tema está en manos del Ejecutivo, quien está impulsando la iniciativa.

“Una vez más es el Gobierno el que tiene la llave como para hacer de ésto un proceso mucho más participativo, mucho más democrático”, agrega Hirsch.

Criminalización de los extranjeros

Uno de los grandes problemas que hay respecto a la migración, es la criminalización de los ciudadanos extranjeros, según acusa el diputado humanista.

“No nos olvidemos que es una medida muy populista esto de culpar a los extranjeros de todos los males que se viven en el país. Hay desempleo y es culpa del extranjero, hay violencia y es culpa del extranjero, hay tráfico de drogas y es culpa del extranjero”, sentencia.

“La experiencia concreta y los estudios demuestran que eso no es así, que si se miden las tasas de delincuencia, que si se mide lo que pasa con el narcotráfico, no están directamente relacionados con las comunidades migrantes. Hay un porcentaje normal de ellos por supuesto que cometen delitos o faltas, pero de ninguna manera se los puede culpar”, asegura.

“Lo que ha costado como Estado, como país, más que como Gobierno de turno, porque acá también hubieron malos proyectos en el gobierno de Bachelet, es entender que vivimos una mundialización en la cual los pueblos se interconectan”, explica.

“Detener de forma artificial las migraciones es totalmente imposible, puesto que los pueblos tienden a desplazarse. Eso es parte de la vida desde el neolítico en adelante”, afirma.

“Nosotros los humanistas hemos planteado que debe avanzarse hacia el libre tránsito de las personas dentro de la región sudamericana, tal como lo hizo Europa hace ya tiempo con el Tratado de Schengen, y esto no trajo ninguna tragedia, sino por el contrario, desarrolló activó fuertemente la economía de los países con ese flujo libre de las personas dentro de una misma región”, sentenció.