Uno de los denunciantes del sacerdote, Jorge Laplagne, instó al Instituto Alonso de Ercilla, de los Hermanos Maristas, a desvincular a una profesora a la que identifica como la mano derecha del religioso, a quien le comentó sobre las actitudes impropias del cura.

Durante 2010 Javier Molina interpuso una denuncia en la iglesia en contra del sacerdote Jorge Laplagne, por abusos que, acusa, sufrió desde que tenía 15 años cuando le confesó que era homosexual.

Según el denunciante, existieron personas que supieron de estos hechos o que al menos podían sospecharlos. Ahí apunta a una profesora de religión del Instituto Alonso de Ercilla, a quien identifica como la mano derecha de Laplange; se trata de Verónica González Canales.

De hecho, a ella la mencionó tanto en la denuncia que hizo en la iglesia el 2010, como en la que posteriormente interpuso en la justicia.

Según Molina, la docente sabía que el religioso se acostaba en la misma pieza y en la misma cama con menores de edad, incluso a veces se quedaban en la casa de la abuela de la mujer, en el litoral. Ella, dice Javier, se dormía en ocasiones en la habitación contigua en la que estaba el sacerdote con los menores.

El denunciante relató a La Radio que en una oportunidad le planteó a Verónica González Canales que habían ciertas situaciones que no correspondían por parte del sacerdote, ciertas actitudes impropias, que en ese tiempo, a sus 15 años, no pudo verbalizar bajo el concepto de abuso.

“(Ella) estaba presente, no como testigo, pero algo debió haberle hecho ruido de que un hombre mayor (…) durmiera en la misma habitación que un adolescente de 15 años”, indicó.

En tanto, Josefina Tobar, apoderada del establecimiento, quien ha estado ligada a la pastoral del recinto por varias décadas, aseguró que se acercó a la docente a hablarle sobre el caso de Javier Molina, a lo que ella se negó a conversar sobre el asunto.

Aseguró que también le hizo ver la preocupación que generaba que el sacerdote viajara con menores a retiros sin ser acompañado por apoderados.

Mientras, uno de los denunciantes del caso Maristas, Jaime Concha, instó al establecimiento a desligar a la profesora del contacto con menores e investigar esta acusación en contra de la docente.

“(…) pudieran al menos hacer investigaciones, poner los antecedentes a disposición de la Fiscalía y sacar del contacto con los niños a una persona que es sindicada como cómplice de abuso sexual”, enfatizó.

La Radio contactó al Instituto Alonso de Ercilla, desde donde emitieron una declaración asegurando que no han recibido denuncias formales respecto de la educadora, pero que de igual forma aplicarán protocolos internos para indagar la situación en particular.