Por cerca de 6 horas declaró en calidad de imputado el sacerdote Tito Rivera, acusado por abuso y violación en la Catedral de Santiago.

El religioso llegó este jueves hasta la Fiscalía de Rancagua acompañado de su abogada, María Pinto, en una diligencia que se realizó antes de su formalización programada para el próximo 29 de marzo en Santiago.

Una vez finalizada la diligencia, Rivera se retiró sin emitir declaraciones a los distintos medios de comunicación que le esperaban.

No obstante, su abogada se mostró abierta a dialogar con la prensa, asegurando que tienen la mejor disposición para ayudar en este caso y que seguirán colaborando cada vez que la Fiscalía lo requiera.

“Somos una defensa y hemos ejercido nuestros derechos, pero mi representado declaró y su declaración nos es muy satisfactoria… Estamos contentos”, señaló Pinto.

Si bien reconoció que resultó cansador lo extenso de la diligencia, se mostró disponible para una nueva declaración si fuera necesaria, aunque por el momento se desconoce si deberá asistir nuevamente.

“Eso lo va a decidir el señor fiscal (tomar nueva declaración). Por supuesto tenemos la mejor disposición para colaborar con la justicia”, aseguró.

Consultada sobre si su defendido mantiene su teoría sobre un supuesto montaje, Pinto sostuvo que “eso dijo mi representado en una declaración, y que yo sepa no se ha retractado”.

Hans Scott | Agencia UNO
Hans Scott | Agencia UNO

Recordemos que Tito Rivera acusó que la demanda en su contra por violación es un montaje y que el demandante busca lucrar de forma ilegítima con el caso.

Según el religioso, el demandante “parece gozar con las fantasías sexuales que relata” y criticó el que afirme “que sabía todo lo que pasaba en la pieza de arriba, refiriéndose a una dependencia que no es de acceso público”.

“Nunca imaginé que ayudarlo con la mejor de mis intenciones iba a servir para crear esta tremenda maquinación”, señaló Rivera.

Asimismo, el sacerdote lamentó haber sido abandonado por la Iglesia después de 38 años de ministerio y que ahora puede constatar “el olvido por parte de quienes creí que eran mi familia religiosa y el descuido de mis superiores”.

De acuerdo a una denuncia presentada en marzo de 2015 ante la Oficina Pastoral de Denuncias (Opade) por “Z”, entonces de 40 años, Tito Rivera lo habría drogado y violado cuando fue a pedirle ayuda para comprar medicamentos para su única hija enferma.

Los sucesos acaecidos en el principal templo religioso de Chile, quedaron acreditados en la “investigación previa” que hizo el presbítero Francisco Walker Vicuña y que finalizó el 3 de julio de 2015.

En ella se establece que lo denunciado por “Z” era verosímil, tal como consta en el informe final preparado por Walker Vicuña. Pero no fue lo único que descubrió. Rivera Muñoz también realizó tocaciones a un seminarista y un menor de edad de 16 años, cuyas denuncias fueron archivadas sin explicación.

Asimismo, otra de las víctimas entregó ocho fotografías donde Rivera Muñoz aparecía en actos sexuales, los que se sumaron a videos caseros. Ante las evidencias, Rivera Muñoz no tuvo más que confesar que mantuvo varias relaciones homosexuales -penadas por el Derecho Canónico- en los dormitorios de la Catedral de Santiago.