El Papa sumó a dos obispos más a la lista de siete removidos de sus diócesis. Se trata del ahora exobispo de San Felipe, Cristián Contreras Molina, y el de Chillán, Carlos Pellegrin, quienes se defendieron de las acusaciones que están en manos de la Fiscalía por delitos de connotación sexual.

Sus reemplazantes, en calidad de administradores apostólicos, son en San Felipe, Jaime Ortiz de Lazcano, quien además se desempeña como vicario judicial de Santiago, y en Chillán, Sergio Pérez de Arce, delegado de recepción de denuncias de abuso de los Sagrados Corazones.

Los dos obispos eméritos, Contreras y Pellegrin, están acusados por encubrimiento y atraviesan indagatorias en la Fiscalía por delitos de connotación sexual. En ese contexto es que ambos se defendieron y reiteraron su inocencia.

Contreras sostuvo que, tanto la justicia canónica, como la justicia civil, “no encontrarán nada”.

En un tono más tranquilo se manifestó Pellegrin, quien defendió su inocencia y reiteró la disposición ante la justicia. Acusó calumnias por parte de los medios de comunicación y detalló que ahora tomará un tiempo de reflexión, pero cerca de Chillán por si es requerido por la fiscalía.

Uno de los denunciantes de abusos en San Felipe, Mauricio Pulgar, valoró la determinación del Papa de no reemplazar con otros obispos, considerando además el poder que tenía Contreras Molina dentro de la Iglesia.

Paralelamente, la defensa del cardenal Ricardo Ezzati solicitó ante el Tribunal de Garantía de Rancagua, que se fije día y hora para discutir el sobreseimiento definitivo del Arzobispo de Santiago.

La defensa aludió a la falta de participación punible de Ezzati en los delitos sexuales imputados al excanciller de la Iglesia, Óscar Muñoz Toledo, quien hoy abandonó la cárcel para cumplir arresto domiciliario nocturno.

La audiencia quedó fijada para el viernes 5 de octubre, a las 10:30 horas.