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Un equipo de CNN exploró una cárcel secreta en Siria en busca de pistas sobre Austin Tice, el periodista estadounidense encarcelado en 2012. Durante la visita, sorpresivamente descubrieron a un prisionero sirio detenido por el régimen de Bashar al Assad. La periodista Clarissa Ward, junto a un camarógrafo y combatientes rebeldes, encontraron a Adil Khurbal en una celda, en estado de shock y sin conocimiento de la caída de Assad. Tras rescatarlo, Khurbal, desnutrido y deshidratado, experimentó un conmovedor momento al ver la luz del sol y ser liberado. Khurbal relató su captura y el sufrimiento en prisión, reflejando las duras condiciones y el miedo impuesto por el régimen. A raíz de la salida de Assad, miles de detenidos han sido liberados por insurgentes en distintas ciudades de Siria.

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Un equipo de CNN llegó hasta una cárcel secreta de Siria para hallar pistas sobre el paradero de Austin Tice, periodista de EE.UU que fue encarcelado en 2012. Sin embargo, mientras recorrían las instalaciones se cruzaron con una inesperada sorpresa: un prisionero sirio que afirmó haber sido detenido hace tres meses por el régimen de Bashar al Assad y que aseguró llevar días sin alimento ni agua.

Clarissa Ward, periodista de la cadena norteamericana, ingresó en las dependencias del Cuartel General de Inteligencia de la Fuerza Aérea del régimen sirio en compañía de un camarógrafo e insurgentes.

Y aunque su objetivo era descubrir evidencia sobre el paradero de Tice, a quien se le perdió toda pista tras ser secuestrado hace más de una década en el país de Medio Oriente, encontró en la única celda cerrada a un cautivo que, debido al encierro, decía no tener idea del derrocamiento de Assad.

Suplicando que no le disparen, el hombre -quien estaba cubierto por una manta al momento de ser hallado- le explica a los combatientes que es civil. A duras penas, y mostrando signos de estar bajo un estado de shock, el sujeto, quien se identificó como Adil Khurbal, contó que los servicios de inteligencia lo habían sacado a la fuerza hace tres meses de su hogar en la ciudad de Homs para llevarlo hasta el recinto.

Según su testimonio, fue detenido por los servicios de inteligencia debido a llamadas telefónicas que había hecho con su celular, las que para el régimen eran sospechosas.

Con sus manos temblorosas y aferrándose a las manos de la periodista, Khurbal dijo que llevaba cuatro días sin agua ni comida. Durante todo el tiempo que estuvo encerrado, no tuvo ninguna noticia de su esposa e hijos.

Luego de unos minutos, se aprecia uno de los momentos más impactantes del inesperado encuentro. Ocurre cuando el hombre es llevado al exterior y ve la luz del sol. “Oh Dios, hay luz… hay luz”, señala con la voz entrecortada.

Una vez fuera, se sienta en una silla aunque sin soltar la mano de la reportera. Con las pocas energías que tiene, bebe algo de agua e intenta alimentarse con comida que le entregan. No obstante, su delicado estado no se lo permite.

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Captura | CNN

En el encuentro el hombre besa en varias ocasiones a la periodista y a uno de los insurgentes. Cuando llegan los paramédicos, su shock se intensifica, temblando fuertemente por el impacto.

“Todo va a estar bien, la Media Luna Roja Árabe Siria (organización de la Cruz Roja que opera en Siria) ya viene para ayudarte. Ya no tengas miedo”, le explican a Khurbal.

Al subirse a una camioneta de los funcionarios, el hombre -aún petrificado- cuenta que tras su captura por los agentes del régimen sólo se había subido a vehículos con sus ojos vendados.

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Captura | CNN

Cabe destacar que las prisiones sirias fueron empleadas como centros de tortura y ejecución de los opositores al régimen de Assad. Diversos grupos de derechos humanos y ONG han denunciado las duras condiciones a las que eran sometidos los prisioneros.

El férreo aparato de control y seguridad, así como los tratos empleados en las cárceles, no sólo servían al derrocado régimen para aislar a los opositores, sino que también para infundir miedo en la población.

“La ansiedad de ser arrojado en una de las notorias prisiones de Assad creó una amplia desconfianza entre los sirios”, dijo Lina Khatib, miembro asociada del programa de Oriente Medio y Norte de África en el instituto de análisis Chatham House de Londres. “Assad cultivó esta cultura del miedo para mantener el control y aplastar la oposición política”, agregó.

Luego de la salida de Assad del poder, se han liberado a decenas de miles de detenidos, según afirmó Rami Abdurrahman del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. En los últimos 10 días los insurgentes liberaron a detenidos en ciudades como Alepo, Homs, Hama y Damasco, entre otras.