El endurecimiento de leyes contra los derechos de las mujeres se agrava en Afganistán, donde ahora se les prohibió acceder a la universidad, mientras que anteriormente ya se les había prohibido la enseñanza secundaria. Para protestar contra dicho decreto, los universitarios han realizado reuniones en las puertas de varias instituciones de todo el país, e incluso varios profesores han renunciado a continuar enseñando.

El régimen talibán envió a sus combatientes a disolver por la fuerza este jueves una manifestación en Kabul en la que decenas de mujeres, sobre todo estudiantes y activistas sociales, protestaban contra la prohibición de la educación femenina en las universidades.

Las fuerzas de seguridad arrestaron a varias de ellas, mientras los talibanes reciben presión de más países musulmanes para revertir la medida, y de profesores que están dimitiendo a sus puestos en protesta.

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Hasiba Azim es profesora en una facultad de medicina de la provincia de Ghazni. Después de que el régimen talibán haya decretado esta ley contra los derechos de las mujeres, Azim perdió de su trabajo y sus esperanzas.

“Fue terrible para todos nosotros, hombres y mujeres”, lamentó. “También los hombres abandonaron la facultad arrastrando la bandera del Emirato Islámico de Afganistán, y dijeron que retomarán sus estudios hasta que las mujeres regresen”.

En Kabul, la capital de Afganistán, el profesor de derecho penal y criminología, Amir Arezo, actuó instintivamente al ver llorar a sus estudiantes: decidió dimitir de su puesto. “Sé que mi renuncia no significa nada para [los talibanes], pero mi moral y mi conciencia no me permiten enseñar la justicia y el derecho únicamente a hombres, en un contexto en el cual a las mujeres se les prohíbe el acceso a la educación”.

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Hacib Ali, quien también es profesor de derecho en Kabul, decidió dimitir como lo hizo Arezo, y llamó a “todos los profesores de las universidades privadas y gubernamentales” a hacer lo mismo.

“¡Debemos unirnos y realizar una acción colectiva para que el Emirato Islámico acepte nuestra solicitud legal y legítima de permitir que las mujeres estudien la universidad!”, exhortó.

Hasta el momento el régimen talibán no se ha pronunciado ante las numerosas renuncias de los profesores universitarios.

La organizadora de una de las principales marchas, Basira Hussaini, dijo que decenas de “activistas sociales, jóvenes y estudiantes” se habían congregado en el área de Debori, en la capital afgana, para expresar su repudio “contra la cruel decisión del Gobierno talibán”.

Sin embargo, todo finalizó de forma abrupta porque “las fuerzas talibanas y sus policías dispersaron la protesta y torturaron y detuvieron a algunas” de las manifestantes.

Este incidente ocurre apenas un día después de que los talibanes prohibieran a las mujeres acceder a las universidades, lo que provocó que muchas afganas que acudieron el miércoles a las casas de estudio se vieran obligadas a permanecer fuera debido a que hombres armados les impedían el paso y, en cambio, dejaban ingresar a los muchachos.

Rechazo transversal

La prohibición decretada por los fundamentalistas ha sido duramente condenada por varios países y organizaciones internacionales, además del expresidente afgano Ashraf Ghani, quien huyó de Kabul cuando los talibanes tomaron el control de la capital en agosto de 2021.

“Lo he dicho muchas veces, y lo volveré a decir: si una niña se alfabetiza, cambiará las próximas cinco generaciones. Si una niña permanece sin educación, arruinará cinco generaciones”, escribió Ghani en Twitter.

Este jueves, Turquía y Arabia Saudita se unieron a otros países musulmanes, como Qatar o incluso la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), en su crítica a la medida de los talibanes.

La prohibición “no es ni islámica ni humana”, dijo el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu. “¿Qué daño provoca la educación de las mujeres?”, preguntó. Por su parte, el Ministerio de Exteriores saudita dijo que la decisión del régimen había “sorprendido a todos los países islámicos”.

También varios jugadores afganos de cricket, un deporte sumamente popular en el país, expresaron su rechazo a la decisión. En la Universidad Médica de Nangarhar, en tanto, los estudiantes salieron de las salas de clases y anunciaron que no volverán a asistir mientras no se restituya el derecho de sus compañeras a educarse.