Los migrantes haitianos que acampaban en ambos lados de la frontera norte de México se retiraron al no conseguir ingresar a Estados Unidos, según el gobierno de ese país y periodistas de Agencia France-Presse en el lugar.

Los últimos extranjeros que acampaban desde hace una semana en Ciudad Acuña, México, levantaron este viernes su campamento tras un acuerdo con autoridades mexicanas que los reubicarán en un albergue y les ayudarán a regularizar su estatus migratorio.

Tras un recorrido por el parque Braulio Fernández, donde los migrantes se habían instalado, la AFP observó que apenas quedaba una veintena -de un grupo original que llegó a unos 600- que subían sus pertenencias a camionetas para dirigirse al refugio.

Más temprano el secretario estadounidense de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, declaró a periodistas en Washington que todos los migrantes, mayoritariamente haitianos, que acampaban debajo de un puente internacional en Texas, frente a Ciudad Acuña, abandonaron el lugar.

“Desde esta mañana ya no hay migrantes en el campamento debajo del puente internacional Del Rio”, dijo.

Señaló que hace menos de una semana había unos 15.000 indocumentados allí, la mayoría haitianos.

Mayorkas dijo que unos 8.000 regresaron voluntariamente a México, más de 5.000 fueron trasladados a centros estadounidenses de procesamiento de migrantes a lo largo de la frontera, y aproximadamente 2.000 fueron deportados a Haití en 17 vuelos.

Según cifras oficiales, desde el 9 de septiembre los guardias fronterizos interceptaron a cerca de 30.000 personas sin papeles en la pequeña localidad de Del Rio, donde vivían en condiciones insalubres y soportando altas temperaturas luego de cruzar el Río Bravo desde Ciudad Acuña.

Quedarse en México

Decenas de haitianos que permanecían en Coahuila comenzaron a llegar en las últimas horas a la ciudad de Monterrey.

“Si encuentro trabajo para vivir aquí, para mantener a mi familia, no tengo problema de quedarme”, declaró este viernes a la AFP Joseph Yorel.

Los haitianos intentan evitar a toda costa su regreso a Tapachula (fronteriza con Guatemala) para continuar sus trámites de refugio, pues esa ciudad está colapsada por decenas de miles de compatriotas.

Al menos otros 19.000 permanecen en la frontera entre Colombia y Panamá intentando seguir su viaje hacia Estados Unidos.

Esta afluencia masiva de migrantes y el trato sufrido por algunos, a quienes guardias montados hicieron retroceder violentamente mientras cruzaban a pie el río Bravo, provocó duros cuestionamientos al gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, considerada inhumana por los progresistas demócratas y laxa por los conservadores republicanos.

En una instantánea tomada el domingo por un fotógrafo de AFP, un agente fronterizo a caballo agarra a un hombre por su camiseta en la ribera estadounidense. En otra, un guardia montado mantiene a raya a un grupo con largas riendas de cuero, en una postura amenazante, para obligar a la gente a retroceder.

Estas imágenes, que han recorrido el mundo, causaron revuelo en Estados Unidos.

Algunos señalaron que los migrantes fueron asimilados a ganado, otros recordaron el maltrato sufrido por los afroestadounidenses por parte de la policía montada, guardias de prisiones o propietarios de esclavos.