Edwin Giralda Cortez de 39 años y Diego Berrio, de 30 años, son sacerdotes católicos, nacidos en Colombia y miembros de la iglesia Misión San Juan Diego en Chicago.

Su reciente viaje a Miami Beach, los puso en la mira pública, literalmente, dado que fueron sorprendidos teniendo sexo oral al interior de un vehículo, a plena luz del día y cerca de un parque de juegos para niños.

Cuando la policía los sorprendió, parecía una pareja homosexual que se había dejado llevar por el momento de pasión en plena vía pública y en un auto que no tenía vidrios polarizados.

Univisión
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Al verificar sus identidades, comprobaron que se trataba de una pareja de curas, que habían puesto de nuevo en el ojo de la tormenta a una alicaída iglesia Católica y sus escándalos por abuso sexual de menores.

Fueron varios testigos los encargados de llamar al sistema de emergencias 911, sin saber de quienes se trataba. Era suficiente el acto que estaban cometiendo para reportarlos en pleno paseo de Ocean Drive, sitio mundialmente conocido según el reporte de la cadena de noticias Univisión que acudió al lugar de los hechos.

Cuando uno de los agentes policiales llegó a la escena, tuvo que tocar la ventana del vehículo para llamar la atención de los sacerdotes quienes estaban en pleno acto sexual.

El juicio contra ambos religiosos ha dado inicio y están siendo acusados de actos lascivos y exhibición indecente.

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Sacerdotes colombianos

La Arquidiócesis de Chicago emitió un comunicado a inicios del juicio que se llevó a cabo hace unas horas, asegurando que el padre Diego Berrio, fue destituido y se le retiraron sus facultades para ejercer.

En tanto, del otro presbítero, Edwin Giralda Cortez, se supo desde Soacha, Colombia, que no seguiría prestando sus servicios para la congregación a la que pertenecía en territorio suramericano.

De hecho, Giralda pidió al juez del caso establecer una fianza ya que debía volver este miércoles a su ciudad natal, ya que se encontraba en Chicago desde hace dos meses.

“El problema mayor que veo es que (el acto) fue en público”, dijo el magistrado Jeffrey Rosinek, fijando una fianza de 250 dólares para que pudiera volver a la Diócesis de Soacha.

Según información recogida por el diario, a Berrio se le fijó una multa de 1.000 dólares, según lo consignó el periódico colombiano El Tiempo, que a su vez, citó a medios estadounidenses para informar de lo ocurrido con los ciudadanos colombianos.