La imagen de una madre vestida con una polera de la película Frozen, escapando con sus dos hijas pequeñas del gas lacrimógeno en Tijuana, al norte de México, se ha convertido en el emblema del drama que viven las miles de personas que forman parte de la caravana migrante que intenta llegar a Estados Unidos.

La fotografía fue capturada por la reportera gráfica de la agencia Reuters, Kim Kyung-Hoon, la tarde del domingo, cuando cientos de migrantes intentaron cruzar a la fuerza la frontera hacia EEUU, pero fueron fuertemente reprimidos con gas lacrimógeno.

La mujer de la imagen es la hondureña María Meza, quien fue fotografiada huyendo del gas mientras sujetaba a dos de sus hijas, las gemelas de 5 años Cheili y Saira, mientras atrás de la madre aparece su tercera hija, Jamie de 12, quien puede huir de la bomba lacrimógena por sus propios medios (también tiene un cuarto hijo hombre).

La imagen ocupó las portadas de los principales medios de comunicación en Estados Unidos, como un reflejo del dramático momento que se registró el domingo en Tijuana, que además incluyó la detención de más de 40 migrantes y otros 90 centroamericanos deportados de México.

“Yo ahí me sentía triste, con miedo y con ganas de llorar, fue donde agarré mis hijas para correr en ese momento. Yo pensé que mis hijos se me iban a morir allí junto conmigo por el gas que absorbimos”, contó la mujer tras ser contactada por la agencia Reuters.

Meza cuenta que se sorprendió de que los oficiales lanzaran las bombas en lugares donde habían mujeres y niños, expresando que encontró excesiva la reacción de las autoridades.

“Nunca pensamos que iban a disparar estas bombas donde había niños, porque había muchos niños (…) No está correcto, sabiendo ellos que somos seres humanos, igual que ellos”, agregó.

Respecto a la posibilidad de llegar a Estados Unidos, Meza sostiene que espera que se le abran las puertas de la primera potencia económica del mundo, pero que si no es así, espera que le den los documentos para trabajar en México, porque ese es su único objetivo.

“Diosito es el único que nos abrirá las puertas, para ver si puedo entrar (a los Estados Unidos) o quedarme aquí en Tijuana y que se abran las puertas para que tal vez me den papeles para trabajar aquí. Porque soy una madre y necesito un trabajo, trabajo para permitir que mis hijos sobrevivan”, explica.