Este miércoles Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se sumó a la extensa lista de presidentes latinoaméricanos que han renunciado, sido destituidos o derrocados, ya sea a raíz de escándalos políticos, de corrupción, por presión pública, o directamente por golpes de Estado.

Estos son los presidentes que han caído en esta categoría en los años recientes, desde el 1990 hasta la fecha.

En el mismo Perú, el 2000 el exdictador Alberto Fujimori -a quien Kuczynski indultó a fines del año pasado- fue destituido de su cargo por “incapacidad moral permanente”.

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Dicho problema se desató 3 meses antes tras la divulgación de videos -similar al caso de PPK- que evidenciaban la corrupción organizada por el exjefe de los servicios secretos, Vladimiro Montesinos.

Sin embargo, Fujimori al momento de ser destituido se encontraba en Japón, desde donde renunció por fax, para luego de varios años ser extraditado a Chile (en 2007) y condenado por crímenes contra la humanidad.

Fujimori fue acusado de actos de corrupción, homicidios, genocidio y de varios secuestros.

El octogenario pasó en prisión por varias sentencias desfavorables que lo condenaron a más de 25 años de prisión -los que finalmente no cumplió-.

Los otros países vecinos

En Argentina, el 2001 el expresidente Fernando de la Rúa renunció en medio de una grave situación económica que llevó a un fuerte descontento social.

El conflicto dejó en una semana un total de 27 muertos, además de cientos de heridos y miles de detenidos, e incluyó saqueos a supermercados y masivos cacerolazos.

En la también vecina Bolivia, en 2003 el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunció tras una serie de protestas que dejaron más de 80 muertos, y abandonó el país.

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Poco después, en 2005 su sucesor Carlos Mesa presentó su renuncia en medio de protestas de los sindicatos, pero el Parlamento rechazó la iniciativa.

Posteriormente fue de todas formas relevado de su cargo por el entonces presidente de la Corte Suprema tras semanas de protestas y huelgas que demandaban la nacionalización de los yacimientos de petróleo y gas natural.

En 2006 asumió el poder el actual mandatario, Evo Morales.

Brasil y la corrupción

En Brasil la reciente expresidenta Dilma Rousseff fue destituida el 31 de agosto de 2016 por votación de más de 2 tercios de la Cámara del Senado, tras verse envuelta en casos de corrupción.

Fue acusada de violación de las normas fiscales por haber maquillado el déficit presupuestario con el uso de fondos de bancos públicos. Rousseff negó los cargos ante el Congreso y se defendió explicando que era víctima de un “golpe [de Estado]”.

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Su lugar fue tomado por el actual presidente Michel Temer.

Anteriormente, el expresidente Fernando Collor de Mello dimitió por su cuenta en 1992 tras ser acusado de corrupción masiva, por lo que el Senado había comenzado el proceso de destitución en su contra.

Dicho procedimiento concluyó de todas formas al día siguiente, cuando el Senado votó a favor de su destitución.

Crisis sucesivas en Ecuador

En Ecuador, Abdalá Bucaram fue destituido en 1997 por “incapacidad mental para ejercer el poder” cuando llevaba apenas 6 meses en el cargo tras ser acusado de desviar fondos públicos.

Luego, el 2000, el expresidente Jamil Mahuad fue derrocado en un golpe de Estado cívico-militar que dio el poder a su vicepresidente.

Pocos años después, en 2005, se le sumó a la lista Lucio Gutiérrez tras sustituir a 27 de los 31 jueces del Tribunal Supremo, nombrando magistrados por afinidades políticas.

Eso último, en un contexto de crisis institucional que comenzó con una disputa palamentaria que se agravó cuando la Corte Suprema anuló los juicios por corrupción contra el ya mencionado expresidente Abdalá Bucarám.

70.000 ecuatorianos se manifestaron contra la injerencia del presidente en la Justicia y lograron cancelar los nombramientos de los jueces.

Tras ello, Gutiérrez buscó asilo en Brasil, no obstante el Congreso lo destituyó por abandono del cargo el 20 de abril de 2005.

Los casos de Paraguay

En Paraguay, el expresidente Fernando Lugo fue destituido en 2012 “por mal desempeño de sus funciones” tras un juicio político a manos del Senado.

El juicio del presidente, acusado, entre otras cosas, de “responsabilidad política” en la muerte de 17 personas durante enfrentamientos entre policías y campesinos en Curuguaty desembocó en un “golpe parlamentario”.

Unos 125 congresistas decidieron destituirle el 22 de junio de 2012 tras un controvertido juicio político.

El 28 de mayo de 1999, en el mismo país, el expresidente Raúl Cubas renunció tras un largo conflicto con los poderes legislativos y judiciales, que se originó con su decisión de liberar y rehabilitar al exgeneral golpista Lino Oviedo.

Fue sucedido por el presidente del Senado, ya que 1 semana antes de su renuncia el vicepresidente fue asesinado.

El resto de Latinoamérica

En Venezuela, el presidente Carlos Andrés Pérez fue cesado de sus funciones en mayo del 1993 y destituido el 31 de agosto del mismo año tras ser acusado de “malversación genérica” y “peculado doloso”.

La Corte Suprema ordenó su detención y el 31 de agosto 1993, 101 días después de que el Parlamento lo suspendiera de sus funciones, Pérez fue destituido.

El mismo Hugo Chávez fue derrocado brevemente el 12 de abril del 2002 tras un golpe de Estado cívico-militar, pero fue repuesto en su cargo al día siguiente por fuerzas militares.

El 30 de septiembre de 1991, el expresidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide fue derrocado por el general Raoul Cedrás tras superar un golpe de estado 2 meses antes, en medio de una grave crisis económica y social.

En 2009, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya fue detenido por los militares, deportado a Costa Rica, y destituido por el Congreso.

Finalmente, Otto Pérez, expresidente de Guatemala, fue acusado de dirigir un sistema de corrupción en aduanas lo que llevó a una serie de situaciones que culminaron con su renuncia al mando el 3 de septiembre de 2015, ante el riesgo de ser destituido por perder su inmunidad en el Parlamento.

Una situación similar ocurrió en el mismo país en 1993, cuando el expresidente Jorge Serrano Elías renunció a causa de la presión internacional y del Tribunal Constitucional de Guatemala tras dar un autogolpe de Estado.