Hace 10 años mi vida cambió.

Recuerdo aquel 2 de septiembre de 2011, en la tarde, celebrando. Habíamos cerrado un nuevo contrato por cuatro años con Mega.

Mi vida se trataba de eso… televisión, eventos, trabajo y más trabajo.

No tenía hijos. Era soltero y con 36 años me sentía empoderado, fuerte, sin nada ni nadie que pudiera vencerme. La vida era mía y no pretendía compartirla con nadie. Sólo se trataba de pasarlo bien.

Entonces vendría el tsunami interno. Sonaban los teléfonos. Mensajes, redes sociales, hablaban de un avión desaparecido donde iban 21 personas, entre ellas, Felipe Camiroaga.

No creíamos ni queríamos que fuese cierto… tantas personas buenas, tantas almas generosas, tantas madres en ese avión. Chile entero en shock.

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Personalmente no conocí en forma tan profunda a Felipe. Compartimos en muchas Teletón, programas de televisión y entrevistas.

Sólo en tres ocasiones pude estar con él fuera de la televisión. Un almuerzo en su casa, una comida en un hotel en Concón y en un cumpleaños de uno de sus mejores amigos en Chicureo.

Pero Felipe era tal cual…

Alto, divertido, guapo, talentoso, rápido, siempre queriendo compartir lo suyo con sus más cercanos pero, por sobre todo, generoso. Generoso en forma anónima, cambiándole la vida a muchas personas sin que nadie supiera.

Y ahí estaba yo con mi referente, con el animador que tantas tardes me tuvo frente al televisor en Extra Jóvenes. Con el que inspiró mi juventud para entrar a la televisión. El amante del campo y los animales. El soltero codiciado. El hombre exitoso.

Sí. Yo quería ser como él.

Pero aquel 2 de septiembre de 2011, Juan Fernández me cambió la vida.

Una vez confirmada la noticia, todo Chile de duelo. Varios días de mucho dolor, de no poner creerlo, de querer que esto fuese sólo una pesadilla. Pero no, era cierto.

21 personas muertas que iban en una misión de ayuda. Para los que somos creyentes, una cachetada en la cara.

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En plena frustración, en medio de la pena, de sentir que la persona que había inspirado mi forma de vivir, ya no estaba… que todo lo terrenal quedaba ahí y que, en un segundo, partimos sin poder despedirnos. Todos los éxitos, reconocimientos, premios, luces, bienes y proyectos de vida, quedaban ahí.

Fue entonces, en medio de mi pena, cuando entendí el verdadero legado de Felipe. No fue la televisión ni las luces ni los éxitos profesionales. Fue cambiarle la vida a muchas personas. Entre esas, la mía.

Por fin entendía que la vida era para compartirla.

Que los éxitos son el fruto de muchas personas que te acompañan. Que las penas y los malos momentos son mejores en familia. Y que la verdadera trascendencia está en los hijos.

Juan Fernández me cambió la vida.

José Miguel Viñuela,
Presentador de televisión.

El 2 de septiembre de 2011, hace justos 10 años, el avión Casa-212 de la Fuerza Aérea de Chile capotó en las cercanías del Archipiélago Juan Fernández. En el transporte iban 18 pasajeros y tres tripulantes. De la FACH, del Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes, del Desafío Levantemos Chile y de Televisión Nacional de Chile. Todos fallecieron. Entre ellos, el periodista Roberto Bruce y el presentador del Buenos días a todos Felipe Camiroaga.