Las inversiones de Kirin Holdings habían sido objeto de denuncias de ONG como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), que consideraban que la empresa habría donado dinero al Ejército durante las operaciones de limpieza étnica contra la minoría rohinyá en 2017.

La cervecera japonesa Kirin anunció este viernes que pondrá fin a sus dos empresas conjuntas en Birmania a raíz del golpe de Estado, debido a que la compañía considera ese acontecimiento “contrario a sus estándares sobre Derechos Humanos”.

La multinacional nipona posee el 51% de dos cerveceras birmanas, Myanmar Brewery y Mandalay Brewery, que se convirtieron en sus subsidiarias y cuya propiedad se reparte con Myanmar Economic Holdings Limited (MEHL), dirigida por militares activos y en retiro.

“Decidimos invertir en Birmania en 2015, con la creencia de que, a través de nuestros negocios, podríamos contribuir de forma positiva al pueblo y a la economía del país cuando entraba en una importante fase de su democratización”, señaló en un comunicado la empresa con sede en Tokio.

Ante las “circunstancias actuales”, Kirin Holdings ha decidido ahora “terminar sus alianzas” con MEHL, “que provee servicios de gestión de fondos para el Ejército”, explicó el productor de cerveza y otras bebidas.

Kirin añadió que “dará los pasos necesarios con urgencia para que la terminación sea efectiva”, aunque no precisó cuándo se completará su proceso de salida del país.

El gigante cervecero se convierte así en la primera empresa nipona en anunciar una medida de este tipo tras el golpe de Estado perpetrado el lunes en Birmania, y que también ha afectado a las operaciones de otras empresas japonesas como las automotrices Suzuki y Toyota o la aerolínea ANA.

Las inversiones de Kirin Holdings en colaboración con la entidad relacionada con los militares habían sido objeto de denuncias de ONG como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), que consideraban que la empresa habría donado dinero al Ejército durante las operaciones de limpieza étnica contra la minoría rohinyá en 2017.

Una misión de la ONU que investigó los abusos de los derechos humanos en Birmania concluyó en 2018 que hacer negocios con MEHL presentaba “un alto riesgo de contribuir” a ese tipo de crímenes.

Kirin Holdings, por su parte, encargó en 2020 una auditoría independiente para tratar de determinar quiénes eran los principales beneficiarios de Myanmar Economic Holdings Limited, cuyos resultados no fueron concluyentes debido a la falta de información.

La antes citada Human Rights Watch dio hoy la bienvenida a la “esperada” decisión de la empresa nipona de terminar sus alianzas en Birmania.

“Otras empresas extranjeras con vínculos al Tatmadaw (Ejército birmano) deberían seguir los pasos de Kirin de forma urgente y transparente”, dijo a EFE el responsable de la oficina de Tokio de HRW, Teppei Kasai.