Nicolás Ibañez, el magnate chileno que triunfó con Líder y luego lo vendió a Walmart, ahora está colocando todas sus fichas en el mercado pizzero español para instalar a su franquicia en ese país: Papa John’s.

Para ello, en medio de un mes plagado de fútbol y con la mayoría de los ojos en Rusia, prometió regalar pizzas a los ibéricos si es que esa selección llega a la final del 15 de julio y alcanza el segundo campeonato mundial de su historia.

De este modo, arriesgando gran parte de su facturación, el controlador del club de fútbol Santiago Wanderers y fundador de la Fundación Para el Progreso (FPP), pretende ganar terreno agresivamente frente a sus más fuertes competidores en ese país, Telepizza y Domino’s.

En 2016, la compañía estadounidense anunció un acuerdo para expandirse con más de 100 restaurantes en Madrid y alrededores España Pizzerias S.L, filial de Drake Enterprises AG, dueña de la franquicia de Papa John’s en Chile y propiedad de Ibáñez.

De acuerdo a America Retail, la compañía se ha ganado al público español con una serie de ofertas. Por ejemplo, regalando una segunda pizza a los clientes que compren vía internet, 50% de descuento en la segunda unidad, u ofreciendo ofertas “all you can eat” en sus locales de lunes a jueves.

En esta ocasión, para el mundial, solicitaron a los compradores que guarden sus boletas, ya que si España se queda con la corona recibirán una pizza gratis por cada unidad que hayan comprado durante el torneo.

De este modo, Ibáñez, reconocido en Chile como un ferviente Legionario de Cristo y un reconocido admirador de Augusto Pinochet, espera tomarse el trono de un creciente mercado que ya cuenta con competidores consolidados.

Uno de sus episodios más recordados en el país ocurrió en 1999, cuando puso en los jardines del entonces edificio corporativo de D&S una placa que rezaba “Augusto Pinochet Ugarte, Patriota Soldado y Estadista Visionario”.

Asimismo, en 2002 compró todos los ejemplares del diario La Nación Domingo, para que no se conociera una acusación de violencia intrafamiliar en su contra de parte de su ahora exesposa. Aunque finalmente la noticia se imprimió en una segunda edición para que los lectores accedieran a la información, convirtiendo la crónica de la periodista Marcela Ramos en una historia de culto.