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El Producto Interno Bruto (PIB) de Siria ha sufrido una drástica caída desde 2011, cuando ascendía a U$67.500 millones y se ubicaba en el puesto 68 a nivel mundial, comparable a Paraguay y Eslovenia. En 2023, el PIB se desplomó al puesto 129, con una contracción del 85%, llegando a los US$9 mil millones, equiparándose a países como Chad o los territorios palestinos. La devastación económica en Siria, resultado de casi 14 años de conflicto, sanciones internacionales y un éxodo masivo de 4,82 millones de personas, ha dejado más del 30% de la población como desplazados internos y a más de la mitad viviendo en pobreza extrema. La guerra ha devastado infraestructuras, provocado hiperinflación y devaluado la libra siria, afectando sectores vitales como el petróleo y la agricultura. Se estima que la reconstrucción total de la economía siria podría tomar hasta dos décadas, pero la incertidumbre política y las sanciones internacionales complican el panorama, mientras grupos como Hayat Tahrir al-Sham buscan influir en un posible nuevo gobierno islamista en el país.

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El Producto Interno Bruto (PIB) de Siria ascendía a U$67.500 millones en 2011, el mismo año en que estallaron las protestas contra el régimen del presidente Bashar al Asad, que desencadenaron una guerra civil.

En aquel entonces, se situaba en el puesto 68 de 196 países en la clasificación mundial del PIB, comparable a Paraguay y Eslovenia.

Pero en el 2023, el PIB había caído al puesto 129, con una contracción del 85%, hasta alcanzar los US$9 mil millones, según cálculos del Banco Mundial. Esto situaba al país en el mismo nivel que países como Chad o los territorios palestinos.

La devastada economía de Siria

Casi 14 años de conflicto, sanciones internacionales y el éxodo de 4,82 millones de personas -cerca de una quinta parte de la población del país- han pasado factura a la que ya era una de las naciones más pobres de Oriente Medio.

Unos 7 millones de sirios, más del 30% de la población, son desplazados internos, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).

El conflicto ha devastado las infraestructuras del país, causando daños duraderos en los sistemas de electricidad, transporte y sanidad. Varias ciudades, como Alepo, Raqqa y Homs, han sufrido una destrucción a gran escala.

La libra siria experimentó una fuerte devaluación, que provocó una enorme caída del poder adquisitivo.

Además, en 2023 el país vivió una hiperinflación, según indicó el Centro Sirio de Investigación Política (SCPR, por sus siglas en inglés) en un informe publicado en junio pasado. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) se duplicó en comparación con el año anterior.

Más de la mitad de sirios bajo pobreza extrema

De acuerdo con el SCPR, más de la mitad de los sirios viven en la pobreza extrema, sin poder satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.

Los dos principales pilares de la economía siria -el petróleo y la agricultura- quedaron diezmados por la guerra. Aunque minúsculas en comparación con otros países de Oriente Medio, las exportaciones de petróleo de Siria representaron alrededor de una cuarta parte de los ingresos del gobierno en 2010. La producción de alimentos aportó una cantidad similar al PIB.

El régimen de Al Asad perdió el control de la mayoría de sus campos petrolíferos a manos de grupos rebeldes, entre ellos el autoproclamado Estado Islámico (EI) y las fuerzas dirigidas por kurdos.

Las sanciones internacionales, por su parte, limitaron las exportaciones. Con una producción de petróleo reducida a menos de 9 mil barriles diarios en las zonas controladas por el régimen el año pasado, el país pasó a depender en gran medida de las importaciones de Irán.

¿Cuánto tardará en reconstruirse la economía siria?

Algunos observadores advierten que el país podría tardar casi 10 años en volver a su nivel de PIB de 2011 y dos décadas en reconstruirse por completo. Asimismo, temen que las perspectivas para Siria empeoren en caso de que se produzca una mayor inestabilidad política.

No obstante, antes de que se pueda comenzar con la reconstrucción, se necesita más claridad sobre la futura administración del país. Además, siguen vigentes las estrictas sanciones internacionales contra Siria.

Con la caída del régimen, varios planean volver a su natal Siria, como esta familia en la frontera con Líbano | Wael Hamzeh | EFE

También la milicia islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que actualmente trabaja en la formación de un nuevo gobierno, está bajo sanciones internacionales debido a que Estados Unidos y las Naciones Unidas la designan como organización terrorista.

Los países occidentales y árabes temen que el grupo intente ahora sustituir el régimen de Al Asad por un gobierno islamista de línea dura.

Aunque ha habido llamamientos inmediatos para que se levanten o suavicen esas sanciones, eso podría llevar varias semanas o meses.

Si no se suavizan las restricciones, los inversionistas seguirán evitando el país y las agencias de ayuda podrían mostrarse reacias a intervenir para proporcionar ayuda humanitaria vital a la población siria.

¿Qué ocurrirá en el futuro inmediato?

El líder de HTS, Mohamed al Jolani, se reunió durante la noche del lunes 9 de diciembre con el ex primer ministro y el ex vicepresidente de Al Asad para discutir los acuerdos para una “transferencia de poder”, según un comunicado del grupo.

Tras ordenarse un toque de queda en todo el país, la mayoría de los comercios de Siria permanecieron cerrados el lunes.

Por su parte, el Ministerio de Petróleo pidió a todos los empleados del sector que regresaran a sus puestos de trabajo a partir del martes, añadiendo que se les proporcionaría protección para garantizar su seguridad.