El ex ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, aseguró que el mecanismo de los gatillos económicos, ideado para alcanzar la gratuidad universal, “fue un dolor de cabeza”, donde tuvo que lidiar con una restricción política, de la ex presidenta Michelle Bachelet, y otra económica.

El economista señaló, además, que la ampliación en la cobertura de esta política pública, no depende de los resultados macro económicos, sino de elevar la carga tributaria.

Fue un seminario organizado por Vertebral, que el ex secretario de Estado abordó el tema de la gratuidad universal y la posibilidad de que la actual crisis económica derivada de la pandemia, pudiera incidir en adelantar los plazos para aumentar la cobertura de la política pública, ante una recuperación de la economía en el corto y mediano plazo.

Rodrigo Valdés, aseguró que la fórmula para alcanzar la gratuidad universal terminó siendo “un dolor de cabeza grande” de su gestión, debido a las restricciones con las que tuvo que lidiar, señalando que la ex presidenta Michelle Bachelet no estaba dispuesta a “anunciar que la gratuidad universal no era posible”.

El ex ministro de Hacienda agregó que no hay recursos en Chile para ir a un sistema de educación gratuito completo, aclarando que el problema principal para aumentar los deciles de cobertura, no es el nivel del PIB sino la carga tributaria del país, argumentando que la implementación de los gatillos económicos, garantiza que no todo se termine gastando en lo mismo.

El rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, Harald Beyer, indicó sobre la gratuidad que existen algunos estudios que dan cuenta que no contribuye a la equidad, ya que los estudiantes más vulnerables estarían siendo desplazados de las instituciones de mayor calidad.

El rector del Duoc UC, Carlos Díaz, en tanto, sostuvo que en el futuro el sistema de financiamiento debiera avanzar hacia la entrega de más créditos, que en gratuidad.

En el seminario se dio a conocer un estudio realizado por Vertebral y la Universidad Diego Portales, que indica que el sistema técnico profesional teniendo más del 50 por ciento de la matrícula de alumnos nuevos, recibe aportes por financiamiento institucional equivalente a un 0,3%, a diferencia de las universidades que se llevan el 86,4%.