¿Ha aumentado la temperatura en el Océano Austral? Esa es la principal pregunta que un equipo de buzos e investigadores chilenos buscan resolver tras la instalación de cuatro sensores a diez metros de profundidad en las cercanías del Glaciar Collins, ubicado en Bahía Fildes, Península Antártica.

Gracias a sondas, llamadas CTD –instrumentos oceanográficos que almacenan diversos parámetros, entre ellos, temperatura y salinidad– un grupo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), obtuvo registros de las variaciones diarias, semanales y mensuales en el ambiente marino antártico de los últimos tres años.

Los análisis de los datos entregarán información clave de las condiciones del agua supsuperficial en la zona, considerada altamente vulnerable a los efectos del cambio climático.

“Estos sensores nos otorgan registros a escala muy fina en términos temporales. Cada 30 minutos están midiendo diversos parámetros. Como se encuentran a una profundidad somera, podemos asociar los resultados a variables biológicas que muestreamos cada año como, por ejemplo, biodiversidad y abundancia de los organismos bentónicos”, explica el investigador del Centro IDEAL, Dr. Luis Miguel Pardo.

Centro de Investigación: Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL)
Centro de Investigación: Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL)

Las sondas, de origen islandés, fueron instaladas por primera vez a principios del año 2017. A partir de entonces y gracias a su diminutas estructuras que permiten anclarlas en lugares extremos como el continente blanco, cada año los investigadores han extraído múltiples datos y los equipos han podido ser reprogramados y sumergidos nuevamente al Océano Austral.

Como resultado de estas maniobras, durante la Expedición Científica Antártica (ECA) 56, consiguieron obtener una serie de tiempo de 36 meses.

Dado que los CTD estuvieron sumergidos durante todo el año, los científicos también lograron obtener registros de las condiciones ambientales en invierno, época en la que no suele haber investigaciones científicas en el continente blanco debido al difícil acceso.

“El registro que tenemos hoy es muy detallado y nos permite tener una visión global de la conducta estacional de las temperaturas en la Antártica y cómo esta puede variar en un gradiente glaciar, es decir, si nos alejamos de los glaciares. La información recopilada es crucial para enteder los impactos del cambio climático sobre las comunidades bentónicas someras”, explica el biólogo marino y buzo científico, Ignacio Garrido.

Observaciones preliminares

Los sensores también fueron instalados de forma permanente en el el sector de Faro San Isidro, en el Estrecho de Magallanes. En ese contexto, una de las observaciones preliminares de la investigación da cuenta de que las temperaturas en la Antártica durante el año varían más que en la zona sub-antártica.

Mientras en el Estrecho de Magallanes fluctúan entre los 8 y 11ºC grados, las mediciones realizadas indican que en la Península Antártica oscilan entre los -2 y 2 ºC grados.

“Los organismos antárticos están experimentando variaciones de temperatura. En ese sentido, el Océano Austral no es un ambiente tan homogéneo en comparación con otros ambientes como se había pensado”, concluye el Dr. Pardo.