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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El regreso de Salvatore Adamo a Chile a sus 81 años fue todo un espectáculo digno de la época dorada del cantante, con fans de la tercera edad entregando regalos y declaraciones de amor en un concierto que duró más de dos horas. Acompañado de ocho músicos y con José Alfredo \'Pollo\' Fuentes como telonero, Adamo interpretó temas icónicos como "Es mi vida" y "Inch\' Allah". Las fans, algunas con muletas y otras con audífonos, no se contuvieron y se acercaron al escenario a pesar de la resistencia de los guardias.

Gritos, alaridos, fans enloquecidas, declaraciones de amor viscerales, ofertas indecorosas y guardias sobrepasados. El regreso de Salvatore Adamo a Chile, a sus 81 años, tuvo escenas dignas de la época de oro del cantante ítalo-belga, pero ahora replicadas con fans de la Tercera y Cuarta Edad: algunas con muletas y otras con audífonos ortopédicos, algunas con achaques y otras en el umbral de la vida. Todas, en definitiva, alrededor de esas canciones que ya cruzan 6 décadas de historia y que siguen agotando boletos alrededor de Hispanoamérica (anoche, en el recinto de San Diego, no cabía un alfiler).

Con ocho músicos en escena y el teloneo de José Alfredo ‘Pollo’ Fuentes, otra celebridad sesentera, Adamo hizo gala de su vocación de ícono romántico con temas como “Es mi vida”, “Te tengo y te guardo”, “Un mechón de su cabello”, “Inch’ Allah”, “La Noche” y “Mi Gran Noche” , entre otras.

En total, un recital de más de dos horas de duración que tuvo una constante: el desfile lento, pero seguro, de seguidoras que quisieron entregar regalos al cantante entre canción y canción, y que fueron retribuidas por el astro octogenario a pesar de las miradas de desaprobación de los guardias de turno.

En las primeras filas, tres vigilantes sentados frente al escenario debían lidiar con las vehementes no escuchaban razones. Ninguna se fue sin tocar la mano de Adamo y ni sin bendecir su obsequio. Entre fan y fan, las risas cómplices del personal de seguridad daban cuenta de lo entrañable de la escena.

Al final del show, y al momento de “La Noche”, vino el “desborde”: las primeras filas se pararon de sus asientos y fueron por un último momento con el ídolo, quien fiel a su estampa sobria y europea intentó complacer a todos dibujando coreografías y lanzando besos a las cámaras.

Estas secuencias volverán a repetirse este domingo a las 20:00 horas también en el Teatro Caupolicán, donde el ítalo-belga cerrará su estadía en Chile. Aún quedan boletos disponibles.