La vida es una poesía, frase que sabe a cliché y es utilizada por quienes se autorizan a decirla.

Los poetas son celosos de sus versos logrados en los escenarios más insólitos, ya sea de regocijo o melancólicos, como la voz de un héroe que, en silencio y junto a otros caballeros de su banda, se hacía fama con sentidas estrofas en sus canciones. Nadie imaginaba que habían sido creados por quienes escribían lo más lejos de un escenario, de todos modos con la esperanza de gustarle a la masa.

A muy poco de culminar el segundo milenio, Enrique Bunbury y Los Héroes del Silencio, sonaban con fuerza desde la madre patria, para el mundo.

“No había mañana que no los pusieran en mi casa. Esa voz retumbando en mis tímpanos, tenía embelesados (cautivados) a mis hermanos. A mí, me desesperaba y peleábamos por su ídolo del momento”, dice Maricela. Vivía en El Salvador de la posguerra (Década de los 90’s), donde la música brindaba una mayor esperanza.

Las balas dejaron de tronar, cediendo la tarea a los insurrectos equipos de sonido, en la estrechez de vivienda de las poblaciones más populares. La estridencia de una voz poco usual, hacía corear a miles de jóvenes frases que en un ataúd guardaban su falta de tacto en autoría intelectual.

La chispa no era propia ni adecuada, según un artículo del medio El País, consignando una extensa cadena de versos que el vocalista de la banda del momento, sustrajo de renombrados poetas a nivel mundial. Todo fue compilado en el Libro El Método Bunbury (2020).

Uno de los casos es La chispa adecuada, del disco de Héroes del Silencio, Avalancha.

– “Las palabras fueron avispas / y las calles como dunas / cuando aún te espero llegar”; “En un ataúd guardo tu tacto y / una corona / con tu pelo”; “Eras verano y mil tormentas, yo el león que sonríe a las paredes”.

– “Las palabras son como avispas y la calle como un cohete cuando te espero”; “Tengo un ataúd para tus besos y una corona para tu pelo”; “Eres el verano y mil tormentas y el león que sonríe en las ortigas” (La bicicleta del condenado, de Fernando Arrabal).

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Cuando el nombre del poeta chileno Nicanor Parra figuraba en la lista, se volvió de interés local para esta redacción.

BioBioChile se puso en contacto con el autor del libro, el español Fernando del Val, quien hizo un trabajo al estilo Fact Checking (Comprobación de hechos, en periodismo), descubriendo centenares de versos de poetas internacionales, los cuales Bunbury presentaba como suyos, como saludando con su característico sombrero poético, ajeno, a las masas. A esas que intelectuales de la pluma tratan de conquistar, pero sin hurtar emociones.

El poeta, nacido en Valladolid, compartió con nuestra sala de redacción un valioso material en el que asegura que, a finales de 1997, con la ayuda de su amigo Mariano Paredes Paunero, con quien devoraba libros y se intercambiaba grabaciones de discos, detectaron una presencia que acabó siendo lo que motiva el relato de hoy.

12 versos atribuidos al talento de Bunbury, en un libro del uruguayo Mario Benedetti, Geografías (1984).

“Los ha sacado de aquí”, le dijo Paredes Paunero. Se refería, claro está, al cantante. Su cómplice en las letras los iniciaba en una experticia que acabó siendo libro.

“La primera noticia que tuve de las apropiaciones fue hace veinticinco años”, comentó del Val a BioBioChile. “Desde entonces, cada vez que, al hilo de una lectura, iba encontrando versos o ideas que Bunbury había tomado, los consignaba nada más que en la memoria”.

El descubrimiento se hizo madeja que iba creciendo, conservando el calor de un hallazgo nada agradable, se supone, a la intelectualidad que el fan demanda de su artista.

“Durante dos décadas no pensé publicar nada. Me puse el libro a finales de 2019, cuando me di cuenta que la copia no era una excepción, sino una regla y de que había más de quinientos versos afectados. Impactante”, asegura.

Entre esos quinientos y tantos versos, nos enfocaremos más en conocer el efecto Nicanor Parra en las canciones de Bunbury. Lo demanda el ser y estar de este lado del Sur de América.

El Norte de Castilla / Fernando del Val

25 versos de Nicanor Parra haciendo héroes, pero en silencio

En el viaje, compañero / y en la vida, compasión /El eco es anterior a la voz que pronunciamos.

Es parte de la canción Prisioneros. Enrique Bunbury la grabó en su álbum Palosanto (2013).

La poesía derrochada no es de su autoría. En El Método Bunbury, el escritor del Val consigna que es del poeta chileno, Nicanor Parra. Era de su poema Solo de Piano:

…”ya que no hablamos para ser escuchados / sino para que los demás hablen / y el eco es anterior a las voces que lo producen

La frase inicial (En el viaje, compañero y en la vida, compasión) en la canción del artista español, es de Haruki Murakami y su Kafka en la Orilla. El cantante fusionó el escrito de los dos poetas.

… El ensayo servía para establecer una reflexión general sobre los límites del arte. Esa es la línea en la que hay que entender las disquisiciones (explicación minuciosa) que en el libro se hacen en torno a la influencia, la inspiración, el homenaje, la intertextualidad y el plagio”, aclaró del Val.

El supuesto plagio, sigue siendo evidente en cuanto al poeta chileno.

Otro verso que se desprende, es el de su poema No cometeré la torpeza, durante su discurso al recibir el premio “Juan Rulfo” en Guadalajara, México (1991).

Ante los mexicanos dijo: “Sería como ponerse a regar el jardín / en un día de lluvia torrencial”.

La canción de Bunbury, donde se logra la frase, es Doscientos huesos y un collar de calaveras.

Mis pensamientos paralizan mi voluntad / Y tú regando mi jardín un día de lluvia torrencial / La mejor compañía para estados de ánimo peligrosos.

Hay más acerca del discurso que dio el poeta chileno en México, que más tarde, sería incluido en el libro antológico Discursos de sobremesa (1997).

Parra le dijo entonces a los mexicanos: “Nos salvamos juntos o nos hundimos separados”.

Otra frase escrita por el chileno, en los Discursos de sobremesa, dice “Los de arriba se sientan en los de abajo”.

Bunbury se sirvió de esas dos de la sobremesa, para otra canción que llamó: Irremediablemente cotidiano (2008).

Nos salvaremos juntos, / o nos hundiremos cada uno de nosotros por su lado / Los de arriba siempre se sientan en los de abajo.

Solo en la canción antes mencionada, Del Val descubrió que Parra era citado, sin créditos, en al menos 15 ocasiones en versos, algunos de los cuales resaltamos en los siguientes párrafos, por ser de la autoría del poeta chileno.

Nos salvaremos juntos / Y cambiaremos el curso de la historia con paciencia y humor. / Nadie contaba en serio con nuestra astucia y eso es Irremediablemente cotidiano.

Y lo demás será siempre lo de menos / Aquí no se respeta de la selva ni la ley. / Las horas se derriten los minutos de la mano se van /
Irremediablemente es cotidiano.

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No sé si en su momento he citado a Nicanor Parra como uno de mis poetas favoritos, pero creo que es un buen lugar y momento para decirlo bien alto. He leído mucho de su obra poética y algunos de sus discursos y ensayos publicados.
- Fernando del Val. Escritor y poeta español, autor de El Método Bunbury

En “Los vicios del mundo moderno”, de Poemas y antipoemas (1954) de Parra, se lee en el inicio: “Los delincuentes modernos están autorizados”.

Enrique Bunbury, sin embargo, tuvo a bien cambiar la frase a la tercera persona del plural, en su canción El hombre delgado que no flaqueará jamás.

Con el arpón clavado en el costado, / nunca hago prisioneros / Aunque los delincuentes buenos estén autorizados / Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás.

Son varios ejemplos, de 25 versos plagiados a Parra, que del Val consignó, reconociendo en su trabajo, su admiración por Nicanor.

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Ni palabras, ni avispas: el silencio de Bunbury por el libro

El Método Bunbury es un libro que reveló una forma peculiar de un artista, de reciclar versos que no estaban tan escondidos en la profundidad de un libro.

Dos décadas antes, un joven amante de las letras y su cómplice en estas, dieron en el blanco de una práctica que se adjudicó frases, sin analizar una posible avalancha de críticas.

No hubo respuesta de Bunbury para explicar su proceder, según confirmó del Val a esta redacción.

“Tras la publicación, el artista dio la callada por respuesta. Lo máximo que hizo fue manifestarse por medio de su mánager, quien se limitó a decir que yo buscaba fama. Bunbury no ha ofrecido ninguna explicación y ha limitado la promoción de sus dos últimos discos a gente afín, seguramente como consecuencia del libro, para no exponerse a las preguntas de periodistas”.

Bunbury se sabe de culto. Ese que en el fútbol, la política, la música y más, se alimenta de las personas dispuestas a taparse los ojos para abrir oídos al canto de La sirena varada (Héroes del Silencio, 1993).

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El fanatismo, además de con el dogmatismo, creo que tiene que ver con la pereza intelectual, la autoindulgencia. Es un lugar muy cómodo desde el que contemplar el mundo. Es evidente que sólo crecemos poniéndonos en duda. Y creo que el dogmatismo tiene casi que ver con la superstición: creer que tu equipo de fútbol es mejor que el resto porque sí, o que merece tu apoyo incondicional porque sí. Quien dice equipo de fútbol, dice tu partido político o tu cantante favorito. Y el fanatismo tiene que ver, ante todo, con un fracaso de la razón. Yo defiendo la pasión, no la ceguera.
- Fernando del Val. Escritor y poeta español, autor de El Método Bunbury

A propósito del fanatismo, consultamos a del Val, cuál fue la respuesta de los seguidores de su connacional respecto al libro que desvela los más de 500 versos de poetas, en las canciones del artista.

“La reacción de los seguidores ha sido muy dispar. Una parte de ellos, muy ofendida, ha determinado sin leer el libro que el lanzamiento es un ataque gratuito sobre su ídolo. También hay seguidores que han reconocido la evidencia y han modificado su percepción de Bunbury”.

Se configuró en el escenario, el fortalecimiento de las plataformas que descargan de todo, contra todo el que contradice las ideas idolatradas.

“Evidentemente, las redes sociales son un escaparate ideal para exponer frustraciones y desahogos. Esperaba más insultos, aunque no han faltado. No me he molestado en borrarlos. Son una prueba del trabajo bien hecho”, asume del Val.

El nuevo trabajo en puertas de este escritor no es un Fact Checking que altere una supuesta verdad dicha en canciones y, de paso, a sus presuntos creadores. En este caso, los extintos Héroes del Silencio, a través de su voz líder, hicieron honor a su nombre cuando se negaron a responder sobre autoría intelectual poética en sus temas.

“Probablemente mi próximo libro sea, por primera vez, una novela. Pero lo más importante sigue siendo la poesía”.