En la última jornada del Festival de Dichato, el humor estuvo a cargo de Jorge Alís, con una rutina más teatral, pero que sacó muchas carcajadas, recibiendo la aprobación del público.
Si te la perdiste o quieres revivirla, te ofrecemos los 10 mejores chistes.
1. Un argentino chileno
Me siento mitad boludo y mitad huevón. Mientras más estoy en Chile, más huevón me siento y más le creo a Bachelet. Pero Bachelet tiene sus méritos: Sacó el binominal, sacó el cobro con la gratuidad y sacó de la pobreza a su hijo.
2. A oscuras
He vivido todos los cambios de Chile, desde que estaba Pinochet… (el escenario queda a oscuras) ¡No me digai que dije Pinochet y se cortó la luz!
3. Autopista
Me llaman por teléfono de la autopista para cobrarme el TAG, y yo no tengo auto, me lo embargó el pato cu…
4. Apellidos
Tenemos que recuperar los apellidos chilenos, como Huaiquipán y Paulmann.
5. Agua
Qué fría es el agua en Chile… te deja chiquitito, por eso no hay playas nudistas.
6. Gobierno de Alís
Este es el país donde las gaviotas son premios, los perros venden gas, los elefantes tienen supermercados, los patos dan crédito, los sapos son… (risas) y los gallos y gallas están criando cabros, piraña es presidente rodeado de pulpos ladrones… pero mi gobierno va a ser caballo y lo vamos a pasar chancho.
7. Restaurant
El chileno no sabe como llamar al mozo, y se da mil vueltas a punta de gestos boludos. En el país del vino le preguntas al mozo ¿de qué cepa tenés? “que yo sepa, blanco y tinto”, te contesta.
8 De compras
Te mandan al súper y siempre te toca el carro que está atorado y cuando sale… la ruedita está mala. Después le apunto al pasillo de la cerveza y termino en el del shampoo. Voy a pagar y de 22 cajas hay dos cajeras, la puta madre.
9. Los hijos
Llego a mi casa y le prometí a mis hijos que iba a jugar con ellos. Cuando veo que están durmiendo, me quiero matar… y cuando están despiertos, también me quiero matar.
10. A clases
Voy a dejar a mis hijos al jardín y manejando entre tanto auto, estaciono en doble fila, abro la ventana y le lanzo el cabro a la tía. Es que las tías están como los curas, expertas en agarrar pendejos.