Los diplomáticos europeos, rusos y ucranianos culminaban el martes la negociación de un plan de paz para el este de Ucrania, donde los rebeldes siguen ganando terreno, la víspera de una cumbre en Minsk que busca terminar con 10 meses de guerra.
El ejército ucraniano seguía cediendo posiciones frente a los separatistas prorrusos, que buscan controlar la mayor cantidad de terreno posible para llegar a las negociaciones en posición de fuerza.
En las últimas horas siete soldados ucranianos y cinco civiles murieron en los combates y bombardeos ocurridos en las llanuras del Dombass, la cuenca minera del este de Ucrania.
La cumbre de Minsk -con la canciller alemana Angela Merkel y los presidentes francés, François Hollande, ruso, Vladimir Putin, y ucraniano, Petro Poroshenko- se anuncia decisiva para el plan de paz presentado por Francia y Alemania.
Los occidentales califican ese plan de “última oportunidad” para evitar la guerra total en Ucrania.
Merkel y Hollande estuvieron el jueves pasado con Poroshenko en Kiev y el sábado con Putin en Moscú.
El domingo, los cuatro dirigentes mantuvieron una conferencia telefónica, tras la cual dejaron en manos de los diplomáticos la negociación de los detalles del plan para aprobarlo en la cumbre de Minsk, capital de Bielorrusia.
Sin embargo, rusos y alemanes dijeron el lunes que no era seguro que la cumbre se llevara a cabo debido a que faltaban aclarar muchos puntos.
La cumbre depende de la reunión del grupo de contacto sobre Ucrania que reúne este martes en Minsk a representantes ucranianos, rusos, de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y rebeldes separatistas.
El lunes, Merkel se reunió en Washington con el presidente estadounidense Barack Obama para presentarle el plan de paz, cuyo contenido se desconoce.
El plan apunta a aplicar los acuerdos de paz concluidos en septiembre pasado en Minsk.
Ucrania insiste en que se respete la línea del frente establecido en ese momento. Los rebeldes, que en los últimos cuatro meses tomaron el control de 500 km2 más, piden en cambio que se tomen en cuenta las actuales posiciones.
Otro asunto en litigio es el del “estatuto de los territorios” conquistados por los separatistas prorrusos.
Rusia insiste en que se constituya una federación, mientras que Ucrania habla de “descentralización” por temor a que el Kremlin obtenga de esa forma un derecho de veto sobre las decisiones de Kiev.
También están en discusión el control de la frontera entre Ucrania y Rusia en los territorios controlados por los rebeldes.
El gobierno ucraniano exige el control conjunto con la OSCE, pero Rusia se niega a hablar del tema y pide que el gobierno de Kiev se ponga de acuerdo con los rebeldes, indicó una fuente gubernamental ucraniana.
La misma fuente indicó que se discutía sobre la posibilidad de una fuerza internacional de mantenimiento de la paz. Los rebeldes son favorables si los militares son rusos o bielorrusos, cosa que rechaza el gobierno ucraniano.
En un diálogo con la AFP, una fuente diplomática francesa se mostró optimista con respecto a la cumbre del miércoles.
“Hace ocho días” ucranianos y rusos “no se hablaban. Hoy están alrededor de la mesa” de negociaciones, dijo la fuente.
“La idea es llegar a un acuerdo global”, agregó la fuente francesa que reconoció que las negociaciones “eran muy complicadas”.
Los rebeldes separatistas seguían por su parte ganando posiciones cerca de Debaltseve, una ciudad estratégica ubicada a 50 km al noreste de Donetsk, en la cual el ejército ucraniano está a punto de quedar rodeado sin vías de repliegue.
En diez meses el conflicto causó la muerte de más de 5.000 personas.