Robert Nilsson, un mecánico de 25 años de Göteborg, la segunda ciudad de Suecia, podría ser un pionero de una sociedad en la que se trabaje menos sin que eso afecte su elevado nivel de vida.

Nilsson se levanta a la misma hora que sus vecinos, pero en lugar de ir al trabajo sale a correr, toma un consistente desayuno y llega al taller de la fábrica de Toyota… seis horas más tarde.

“Mis amigos me odian. La mayoría piensa que, como trabajo solamente seis horas, no debería cobrar el mismo sueldo que los que trabajan ocho”, dice el obrero a la AFP, mientras fija con gestos precisos el vidrio trasero de un Toyota Prius.

Suecia suele sorprender a observadores extranjeros por un modelo que combina salarios elevados con tiempos de ocio considerables.

La clave, según los economistas, reside en gran parte en la productividad de una mano de obra muy bien formada, capaz de adaptarse a las nuevas tecnologías mucho más rápido que la mayoría de los países.

“Tenemos una semana de 40 horas de trabajo, pero con algo más de absentismo que en otras partes, y nuestra vida laboral empieza algo tarde, porque estudiamos durante más tiempo”, explica Malin Sahlen, analista del grupo de asesoría Timbro, de Estocolmo.

“Está claro que podríamos trabajar más”, añade.

El tiempo de trabajo promedio anual en Suecia en 2012 fue de 1.621 horas, más que en Holanda (1.381 horas), pero algo menos que en Gran Bretaña (1.654 horas) y Estados Unidos (1.790 horas), por no hablar de Chile (2.029 horas) o México (2.226 horas), según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que todos ellos forman parte.

De la teoría a la práctica

El ayuntamiento socialdemócrata de Göteborg quiso poner a prueba la jornada laboral de seis horas.

Un equipo del personal de cuidados de personas ancianas trabajará seis horas diarias a partir del 1º de julio, mientras los demás seguirán cumpliendo con la jornada de ocho horas.

Un año después, el ayuntamiento decidirá si vale la pena adoptar el sistema y extenderlo a otros sectores, tras examinar si la experiencia permitió reducir costes en ciertas áreas, como el de la cantidad de días de bajas médicas.

Inicialmente, la jornada de seis horas se aplicaría solamente a los trabajadores del sector público, pero un concejal del Partido de Izquierda, Mats Pilhem, está seguro de que la experiencia se generalizará.

“La vida laboral es larga y hace falta crear (…) un ambiente más humano en los lugares de trabajo”, afirma, rechazando las críticas de quienes creen que la experiencia está condenada al fracaso.

Pilhem cita como ejemplo a la fábrica Toyota de Göteborg, que instauró en 2002 la jornada de seis horas para rentabilizar al máximo sus equipamientos, en dos turnos (uno por mañana y otro por la tarde).

“Fue un éxito desde el inicio. Hemos visto los resultados y todo funcionó correctamente, tanto para el personal como para la empresa y la clientela. No recuerdo ninguna discusión donde se haya cuestionado” ese sistema, afirma Elisabeth Jonsson, administradora del centro de servicios de Toyota.

Según el operario Robert Nilsson, una jornada de seis horas es más productiva. porque tiene menos pausas y por lo tanto se pierde menos tiempo.

“Después de cada pausa hace falta unos 10 a 15 minutos para retomar el ritmo de trabajo” anterior, alega.

Pero la analista Malin Sahlen considera que esa cálculo carece de lógica y que sería demasiado oneroso reducir de golpe un 25% el tiempo de trabajo de los suecos.

“Es una idea insensata y no creo que llegue a concretarse”, subraya.

Maria Ryden, concejal del ayuntamiento de Göteborg por el partido de los Moderados (centroderecha), también se opone a la jornada de seis horas.

“Ese tipo de política populista y socialista es muy peligroso para la economía. Somos capaces de trabajar más”, sentencia.