Unos 50 “indignados” partieron este sábado de Barcelona para recorrer 652,4 kilómetros en 29 días y converger, el 23 de julio en Madrid, con otras marchas similares que ya salieron de Valencia y Cádiz para participar juntas en una gran manifestación al día siguiente.

La llamada Marcha popular indignada, mantendrá 29 asambleas, una en cada pueblo o ciudad “porque creemos que caminar es una forma de compartir, de escuchar y de construir futuros, que son muchos y diversos, pero en este caso, unidos por la misma indignación”, explicó David, uno de los organizadores de la marcha.

Tras realizar calentamientos bajo la dirección del equipo médico, a cargo de Alvaro y la enfermera “en paro” Laura, los participantes de la marcha fueron despedidos con sonoros aplausos y un breve espectáculo de Big Dance a cargo de uno de los acampados de la Plaza de Cataluña.

“Vamos preparados para todo tipo de emergencias, para que no haya inconvenientes ni motivos para que la marcha no se realice normalmente”, explicó a AFP el médico Alvaro que, junto con la enfermera, realizan la marcha en un coche, “cargado de medicamentos”.

Cuando a las 06H50 (00:50 en Chile) de este sábado David gritó “!Nos vamos!”, unas 50 personas se movilizaron con sacos de dormir, esterillas, y un mínimo de elementos aconsejados por la organización para evitar picaduras, dolores musculares, y prevenir todo tipo de inconvenientes que puede producir casi un mes de marcha, sueño y alimentación alterna y diferente.

“Hay que estar muy atentos a las insolaciones, las pequeñas contusiones, algunos calambres, ampollas”, detalla Laura enfundada en un chaleco fluorescente con una gran cruz roja en la espalda bajo la inscripción “Servicio médico”.

“Es un paso más de los indignados. Primero tomamos las calles, luego las plazas, ahora los caminos”, augura Rafael de la Rubia, coordinador internacional de “World without war” (mundo sin guerra), que en 2009 realizó una marcha por 100 países para preconizar la paz en el mundo.

“Después vamos a tomar Europa”, añadió de la Rubia que se suma a la marcha catalana y a la cual prestó su asesoramiento basado en las experiencias del 2009.

Roc Peris, de 21 años, lleva en sus brazos a la mascota de la marcha, “Indignada”, una gatita blanca de mes y medio de vida. Técnico en montaje de espectáculos, Roc cree que la idea de la marcha que converge en Madrid nació en la acampada de la Plaza de Cataluña. “Marcharé este fin de semana, luego me reincorporaré al trabajo hasta el 16 de julio y después me sumaré para llegar a Madrid, donde será algo impresionante”.

“Ahora seremos una cincuentena, pero ya en Vallirana, primera etapa nos están esperando muchos”, augura Jorge, un experto informático de 44 años, que lleva un cartel en su mochila: “indígnate, seguro que encuentras una razón… no nos mires, únete”.

“Soy independiente, pero aprovecho que terminé unos exámenes para unirme a la marcha y luego ofreceré mis conocimientos para los indignados”, explica mientras finaliza su calentamiento.

Ester es vasca, de Tolosa, tiene 25 años y “mucha ilusión en esta marcha”. También compartirá la marcha con su trabajo de administrativa “hasta que me tome unos días para llegar a Madrid”, afirma enfundada en un equipo que delata su pasión montañera.

La marcha entusiasta y alegre echa a andar por el señorial Paseo de Gracia. Los demás acampados y los presentes curiosos –algunos que vienen de otra “marcha”, la nocturna– los aplauden y les desean suerte a gritos.

Roc con “Indignada”, Jorge, Rafael y muchos otros inician la caminata con una pancarta “Marcha Popular indignada, únete” y otra que dice, en catalán, “Creemos unidad”. Cinco harán el trayecto en bicicleta. Uno de ellos, Claudio, se dice confiado en llegar… “un ratito a pie, otro pedaleando”.