Dieciocho de las 27 víctimas de una matanza perpetrada en una finca de Guatemala por el cartel mexicano Los Zetas fueron sepultadas sin ser identificadas debido a la acelerada descomposición de los cuerpos, informó este martes una fuente del Instituto Nacional de Ciencias Forenses.

“Un 30% (nueve cuerpos) de las víctimas fueron entregadas a sus familiares, mientras que el restante 70% (18 cadáveres) fue inhumado sin identificar”, declaró a la AFP la fuente, que pidió el anonimato.

Los cuerpos no pudieron ser identificados porque carecían de la cabeza o brazos, debido a la brutal acción de los sicarios, y por el acelerado proceso de descomposición por el intenso calor que impera en esta región selvática.

El lunes un médico de la morgue leyó a los periodistas una lista con los nombres de 15 víctimas supuestamente identificadas, pero la fuente dijo que esta relación no era fiable, pues fue elaborada con datos proporcionados por personas que sospechaban que sus familiares estaban entre las víctimas.

La fuente dijo que la decisión de sepultar a las víctimas que no pudieron ser identificadas fue adoptada por razones sanitarias.

“Principalmente fue por lo relacionado a la bioseguridad, pues la morgue carece de un cuarto frío, lo que provocó una acelerada descomposición de los cuerpos”, subrayó.

La morgue está ubicada a unos 15 metros del hospital de San Benito (los separa una calle), lo cual podría provocar enfermedades o alguna epidemia, justificó la fuente.

La matanza en la finca Los Cocos, que conmovió a una región habituada a la violencia, fue atribuida por el gobierno a Los Zetas, que operan con impunidad en la región de Petén, unos 600 km al norte de la capital, próxima a la frontera mexicana.

Los sicarios ejecutaban a los trabajadores mientras les preguntaban dónde estaba el dueño de la finca, Otto Salguero, quien comenzó a ser investigado luego de la matanza, perpetrada la noche del sábado, por sospechas de que está vinculado con el narcotráfico.