El primer ministro chino, Wen Jiabao, abogó de nuevo este lunes por reformas políticas en China, que considera indispensables para continuar las reformas económicas, y descartó “analogías” entre la situación en China y en los países de África u Oriente Medio.

“Sin las reformas políticas, las reformas económicas no podrán funcionar y los logros que registramos corren el riesgo de perderse”, declaró el primer ministro en una conferencia de prensa de cierre de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP).

Wen, que termina su mandato en 2013, hizo declaraciones similares en agosto de 2010 en la ciudad meridional de Shenzhen. Estas declaraciones suscitaron entonces especulaciones sobre disensiones dentro del régimen comunista, aparentemente sacudido por un sector emergente de responsables dispuestos a conceder más libertades al pueblo chino.

En una entrevista con el canal estadounidense CNN sobre el mismo tema de las libertades políticas Wen había censurado a su propio país.

Pero Wen no profundizó aun más este lunes sobre la naturaleza de las “reformas políticas” que desea, en momentos en que el Partido Comunista continúa sofocando toda disidencia.

Por otra parte, Wen rechazó que haya “analogías” entre la situación en China y en los países de África u Oriente Medio presa de revueltas populares, aunque añadió que su país se enfrenta a un reto “enorme” en el plano interior.

“Hemos seguido de cerca las turbulencias en ciertos países de África del Norte y Oriente Medio”, pero “no existe ninguna analogía entre China y esos países”, declaró el primer ministro en conferencia de prensa.

“Nos encontramos ante tareas enormes y una situación compleja en el plano interior e internacional”, dijo Wen.

“Debemos trabajar muy duro si queremos que nuestro trabajo tenga éxito en todos los frentes y alcanzar objetivos marcados”, añadió, en alusión sobre todo a un crecimiento más equilibrado y a la lucha contra la inflación.

El jefe del Gobierno respondía a preguntas al final de la sesión anual del Parlamento Chino (ANP), después de que circularan llamamientos por internet convocando a concentraciones en una decena de ciudades chinas, al modo de la “revolución del jazmín” que causó la caída el 14 de enero del régimen del ex presidente Zine el Abidine Ben Alí en Túnez.

Ninguna manifestación siguió a los llamamientos en el país, donde la policía se desplegó de forma masiva para impedirlas.

En la sesión inaugural de la asamblea plenarias del Parlamento, el 5 de marzo, el primer ministro reconoció la existencia de un descontento popular en China, fruto de la inflación sobre todo, y el riesgo de inestabilidad que representaba.