Los ingresos del Estado sirio están en vías de extinción con la pérdida progresiva de sus riquezas minera, petrolera o gasífera, cuya producción ha pasado a manos de sus adversarios rebeldes y yihadistas.

Los únicos ingresos con los que Damasco puede contar son las tasas aduaneras y los impuestos, lo que obliga al régimen de Bashar Al Asad a ser cada vez más dependiente de la financiación que le otorga su aliado Irán. Su último revés fue la pérdida el pasado fin de semana de dos minas de fosfatos del país, que cayeron en manos del grupo Estado Islámico (EI).

Los yihadistas tomaron el control de las minas públicas de Al Sharqiya y de Kneifess durante su ofensiva contra la ciudad de Palmira, de la que distan unos 50 km, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Antes de iniciarse el conflicto armado en 2011, Siria era el quinto exportador mundial de fosfatos.

Según el ministerio sirio del ramo, las ventas de fosfatos al interior y al exterior se han reducido a la mitad en esos cuatro años. La toma por el Estado Islámico de esas minas le supone al Estado unas pérdidas de 160 millones de dólares. La situación es igualmente mala en lo referente al petróleo, ya que el Estado Islámico se apoderó la semana pasada de uno de los últimos campos en manos del régimen, el de Jazal, que produce 2.500 barriles diarios (bd), según Syria Report.

Se hunde la producción de crudo

La producción oficial ha caído a 9.329 bd 2014 contra 380.000 bd antes del inicio de la guerra, en marzo de 2011, según el ministerio de Petróleo. Antes del conflicto los ingresos petroleros eran de 3.800 millones de dólares anuales y suponían el 25% de los ingresos del Estado y el 75% de los generados por la exportación.

Ahora el Estado Islámico produce más petróleo que el propio gobierno sirio, 80.000 bd frente a los 17.000 bd que producía en septiembre 2014, según el ministerio de Petróleo. De momento, la producción de los importantes campos de gas no se ha visto muy afectada por los recientes avances del EI, y se eleva a 10 millones de metros cúbicos diarios, según el ministro de Petróleo, Suleiman Al Abas.

El ministro no ha evaluado sin embargo el impacto que va a tener la toma por el EI de los campos de gas de Arak y Al Hel, cercanos a Palmira. Los principales campos de gas de Siria se hallan en el desierto, al este de las ciudades de Hama y Homs, cerca de las zonas de combate con el EI.

El valor de las exportaciones totales de Siria se ha desmoronado a 1.800 millones de dólares en 2014 contra 11.300 millones en 2010, según el diario Watan, afín al régimen. Además de hidrocarburos y productos mineros, Siria exporte sobre todo productos agrícolas y agroalimentarios, textil, cuero, medicamentos, flores y cerámica.

Para seguir funcionando, el Estado solo puede contar con sus tasas aduaneras —de unos 550 millones de dólares en 2014, según una fuente oficial— con sus impuestos difícilmente recaudados y sobre todo con las líneas de crédito otorgadas por Irán, principal aliado regional, que suman unos 4.600 millones de dólares.