Las solicitudes para no ir a la I Guerra Mundial (1914-1918) de reclutas británicos, que rompen con el mito del país unido para ir al frente, se pueden consultar desde este miércoles en los Archivos nacionales británicos.

Los 11.307 documentos puestos a disposición en internet pertenecen a un tribunal de Middlesex (sureste), afectan a 8.000 reclutas y tienen especial valor porque sobrevivieron a la destrucción ordenada tras la guerra por el gobierno, que quería eliminar la memoria de un episodio considerado poco glorioso.

Los de Middlesex son uno de los dos únicos archivos de este tipo que sobrevivieron a la destrucción.

John Gordon Shallis fue uno de los pocos que fue exento de ir al frente cuando, en 1916, el gobierno decidió recurrir al reclutamiento forzoso o conscripción.

Llamado a servir, este obrero alegó que había perdido a sus cuatro hermanos en la guerra y que su madre no se podía valer tras romperse una pierna. El presidente del tribunal estimó que la madre tenía “derecho al comfort de tener a su lado a su único hijo vivo”. Shallis moriría en 1975.

Mucho más severos fueron con Harry George Ward, que pidió no ir a la guerra “por razones de conciencia basadas en sus convicciones socialistas”. “Siendo socialista, usted no puede tener conciencia”, le replicó el tribunal, integrado por jueces, magistrados, parlamentarios y figuras locales.

La mayoría de las demandas no eran de objetores de conciencia, sino de gente que alegaba razones médicas, familiares o de conciencia, y muy pocas se resolvieron favorablemente.

De los 8.000 reclutas que apelaron en la corte de Middlesex, 26 fueron exentos sin reservas. 581 con condiciones, como que conservaran el empleo y 2.831 sólo temporalmente, en general para que arreglaran su situación profesional.

“Estos documentos ofrecen una perspectiva diferente de la Primera Guerra Mundial” que “revela el impacto de la guerra en el territorio nacional”, estimó Chris Barnes, de los Archivos Nacionales.