Una apoderada del English College de Talagante publicó en redes sociales un particular mensaje del colegio, donde le exigían a su hijo ser evaluado en clases de Religión, pese a estar eximido de la asignatura, tal como permite la ley.

La circular, firmada por la Dirección del establecimiento, habría sido extendida en una reunión a varios apoderados que optaron por que sus hijos no fueran parte de esa asignatura. Pese a lo anterior, el colegio les exigió un documento emitido por un representante de su iglesia, sin reparar en que algunos no profesan credo alguno.

La directora y fundadora del colegio, Maria Eugenia Welles, defendió el contenido de la circular e indicó que todo se originó tras una encuesta de la provincial de Educación aplicada a los alumnos, donde se les habría preguntado si querían asistir a clases de Religión. Ante la amplia negativa señalada por la directora, el colegio decidió pedir el comprobante a sus padres para asegurarse de que tenían un credo distinto al Católico y evaluarlos según sus creencias.

“La ley da libertad absoluta a los niños. Como ahora les dan libertad para todo, también les dan libertad para las clases de religión”, enfatizó molesta la directora.

Contrario a lo manifestado por la directora, la ley establece desde 1983 que sólo los padres pueden eximir al estudiante de la asignatura, lo que debe ser presentado por escrito y respetado obligatoriamente por el establecimiento.

Óscar Acevedo, jefe del Departamento de Denuncias de la Superintendencia de Educación, aclaró que en ningún caso es necesario un documento que acredite tener un credo distinto al del colegio para renunciar a las clases de religion. “Es un tema de libertad de conciencia. Las clases de religión no son obligatorias ni siquiera en los establecimientos confesionales”.

La ley, sin embargo, no es clara respecto a las alternativas que deben ofrecer los establecimientos a aquellos alumnos que opten por no tener religión. “Se tendrán que ir a leer a la biblioteca”, señaló la directora del English College, asegurando que no cuentan con personal suficiente para realizar otro tipo de actividades.

Desde la Súper de Educación indicaron que lo esperable es que exista un programa curricular enfocado en esos alumnos, pero la ley no lo exige.

Acevedo recalcó además que las evaluaciones en las clases de religión son sólo conceptuales, es decir, no influyen en el promedio de notas ni pueden determinar si un alumno pasa o no de curso.

Úrsula Eggers, quien recibió la denuncia en este caso, sufrió una situación similar con su hijo de 7 años en un establecimiento municipal de Providencia. El menor era obligado a asistir a clases de Religión, pese a haber renunciado por escrito a ellas al momento de matricularse.

En aquella ocasión, la Superintendencia multó al colegio con 54 UTM ($2 millones 400 mil) y la madre presentó una demanda contra la Municipalidad de Providencia por el daño moral y psicológico que habría sido causado su hijo, ya que debió ser cambiado de establecimiento.

Eggers sostuvo que tras su caso abrió una página en Facebook donde frecuentemente recibe casos similares a los que vivió su hijo.

Tras leer la circular del colegio inglés, la Sociedad Atea de Chile anunció que estudia iniciar acciones legales contra el centro educacional.

Luis Cárdenas, miembro de la entidad, comentó que se estaría ante una eventual discriminación por credo, al pedir un certificado de filiación religiosa.

La apoderada denunciante, en tanto, prefirió mantener el anonimato por temor a represalias o a la pérdida de matrícula de su hijo.

Lee a continuación el mensaje completo entregado a los apoderados:

“Ante la negativa de su alumno de recibir, como corresponde, la asignatura de Religión, necesitamos que envíe a la brevedad, una autorización del representante de la iglesia que profesa, ya que debemos evaluarlo (como indica el Ministerio de Educación) en la asignatura antes mencionada, ya que, ante esta elección del joven, como Colegio sólo podemos calificarlo con el concepto mínimo.

Atentamente La Dirección”