Los reality show o realidad televisada llevan años alimentando polémicas y audiencias a nivel mundial, contando con una serie de elementos que innovan en un nicho que parecía agotado: la oferta de la televisión luego de décadas siendo el medio preferido de las audiencias.

¿Dónde se originaron?
Para algunos este tipo de género televisivo estaría asociado a las cámaras ocultas o “Candid Cámara” surgidas el año 1948 en Estados Unidos, en ellas se realizaban jugarretas a la espera de ver las reacciones de quienes caían sin ser alertados de ello.

En la década de 1970 otra adaptación buscaba seguir a familias durante sus labores cotidianas durante una semana, fórmula utilizada por Ozzi Osbourne en MTV el 2001, formato que llevaba al “estrellato” -por lo menos momentáneo- a quienes aparecían en cámara de la mano de este programa.

Luego surgieron definitivamente los encierros, géneros en los que un grupo de personas son sometidas a la convivencia diaria en un lugar dispuesto por la producción, teniendo como iniciador al hoandés Nummer 28 (1989), The Real World (1992) y su consolidación con The Big Brother (1999).

En Chile
Tras esto -como es costumbre en una sociedad cada vez más globalizada- las casas televisivas chilenas no tardaron en importarlo creando más de 25 producciones, las que mantienen esencialmente un formato similar a The Big Brother: personas encerradas, concursos que van eliminando a miembros del equipo y un premio final.

Polémica
Tal como sucede en lo cotidiano la convivencia -más o menos influenciada por la producción- genera una serie de fricciones que van dando forma a un relato. Es así como se ven situaciones de conflicto, relaciones amorosas, sexualidad, vicios, valores y todo lo que pueda tener la vida cotidiana, sólo que expuesto ante un lente de televisión.

Para sus partidarios, los reality show vienen a innovar en cuanto a las propuestas de la televisión, colocando representantes de la sociedad a mostrar cómo se desenvuelven cotidianamente, innovando en el medio de comunicación de masas que ha mantenido la hegemonía desde su irrupción en los años 60: la TV.

Mientras que sus detractores se basan en lo que a su juicio es la experimentación con personas bajo situaciones muchas veces incómodas, siendo por ello “repudiables éticamente” desde el punto de vista que se los expone gratuitamente a revelar su privacidad.

Lo que en nuestro país se ha visto en abundancia: Álvaro Ballero, Edmundo Varas, Arturo Prat, Janis Pope, Angie Alvarado, etc.; y que una vez fuera de las pantallas realizan acciones -muchas veces irracionales- para recuperar su “fama”.

Revisa la final de “Protagonistas de la Fama”:

Acá te dejamos el comentado beso de Carolina Bastías y Edmundo Varas en la final de “Amor Ciego”:

Polémica causó una de las primeras grabaciones que evidenció actividad sexual en un encierro chileno:

Revisa aquí una de las tantas acaloradas discusiones entre “El Chispa” y Hauquipán en “Mundos Opuestos”: