Las fugas radiactivas de la central nuclear japonesa accidentada de Fukushima son “importantes” y una fuente de contaminación local que Japón tendrá que “tratar durante decenas y decenas de años”, previno el lunes la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN).

Las emisiones radiactivas de la central japonesa “son ya muy importantes, y continúan, por lo que Japón tendrá que administrar duraderamente las consecuencias”, declaró el presidente de la ASN, André-Claude Lacoste, que predice que durarán “decenas y decenas de años”.

Estas emisiones están ligadas, por una parte a las “descompresiones voluntarias” -emisiones de vapor que contienen partículas radiactivas – destinadas a reducir la presión en los reactores accidentados para evitar que el recinto que las rodea sea dañado. Y, por otra parte, hay fugas cuyo origen es indeterminado, según la ASN.

Dada la amplitud de estas emisiones, alrededor de la central, “los depósitos de partículas radiactivas en el suelo serán importantes”, previno Jean-luc Godet, responsable de la dirección de irradiaciaciones ionizantes y de la salud (ASN).

“Teniendo en cuenta la meteorología, es probable que la contaminación haya llegado más allá, hasta un centenar de kilómetros”, según Godet.

La ASN solo dispone de “informaciones muy parciales sobre la contaminación de productos alimentarios” pero algunas muestran que “las verduras ya han sido contaminadas”, dijo.

El gobierno japonés prohibió el lunes la venta de leche y dos tipos de verduras producidos en las cuatro prefecturas próximas a la central de Fukushima, debido a un nivel anormalmente alto de radiactividad.

Trazas de yodo radiactivo y cesio también se encontraron el sábado en el agua corriente en Tokio y sus alrededores, aunque en proporciones inferiores a los límites legales.

También se encontró este lunes en el agua de un pueblo situado a 40 km de la central un nivel de yodo radiactivo más de tres veces superior al límite legal.