La policía francesa desmanteló por la fuerza un campamento de inmigrantes, en su mayoría afganos, ubicado cerca del puerto de Calais, conocido como “la jungla”, donde malvivían a la espera de poder cruzar en camiones a Gran Bretaña, y detuvo a más de 270.

El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, dijo que los inmigrantes tienen dos alternativas: el retorno voluntario o una demanda de asilo, cuya aceptación no está garantizada.

Desde el otro lado del Canal de la Mancha, el ministro británico del Interior, Alan Johnson, saludó la “rapidez y firmeza” del gobierno francés.