El periódico estadounidense New York Post abordó los daños que provoca el turismo en Rapa Nui y el deterioro específico que genera en los moáis: muchos visitantes, con tal de conseguir una selfie para redes sociales, los pasan a llevar. Y no sólo a ellos, sino que a decenas de sitios sagrados.

La publicación indicó que las estatuas -de al menos 600 años- son las más vulnerables y calificó ciertas conductas de los viajeros como “vulgares”.

“Su roca volcánica porosa es susceptible al sol, agua de lluvia, viento y semillas en el aire que se introducen en la estructura y causan expansión y desmoronamiento. Sin mencionar el daño causado por las aves”, indicó el periódico sobre los moáis.

Agencia UNO
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A lo anterior se suma el constante auge del turismo, que atrae a miles de viajeros cada año gracias al incremento del número de vuelos y la llegada de cruceros.

Las selfies

New York Post relató que los visitantes, con tal de obtener selfies para compartir en redes sociales, caen en conductas que calificó como “vulgares”.

“(…) En la actualidad los visitantes de los sitios sagrados pueden comportarse de una manera vulgar e irrespetuosa pisoteando espacios prohibidos, sentados en tumbas y trepando a los moáis para obtener fotografías”, dijo el periódico.

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“(…) Destruyen atracciones en nombre de Instagram”, sentenció.

Ante escenarios como estos, y con el objetivo de conservar el patrimonio y bienestar de la isla, el 1 de agosto de 2018 comenzaron a regir nuevas normas para visitar Rapa Nui.

En concreto, los visitantes -chilenos o extranjeros- sólo pueden permanecer por un periodo máximo de 30 días y, además, tienen que cumplir con una serie de requisitos ante la Policía de Investigaciones (PDI) al momento de abordar el vuelo.

Sobrepoblación y daños

En 2018, un estudio realizado por la Universidad Católica sobre la isla de Rapa Nui, que cuenta con más de 7 mil habitantes, indicó que “se encuentra sobrepoblada, motivo que estaría dañando la infraestructura”.

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Entre los ámbitos que se analizaron los más preocupantes fueron el incremento de la basura, el exceso de vehículos y el aumento de la migración.

En aquella oportunidad, Pedro Edmunds Paoa, alcalde de isla, enfatizó en que la isla es un territorio sagrado.