No hay prostitución, tampoco relaciones sexuales. Hay compañía, una conversación, una cita. Los clubes de anfitriones en Japón ofrecen a sus clientas un oído dispuesto a escucharlas y una voz con la intención de cautivarlas... A cambio de un alto costo.

Los “clubes de anfitriones” son cada vez más comunes en Japón. Estos establecimientos, similares a cualquier club nocturno (como un cabaret), no ofrecen servicios sexuales; más bien, ofrecen tiempo de calidad con “una pareja” (anfitrión).

Su público son mujeres, en especial jóvenes, quienes acuden a estos servicios a causa de su soledad, o al menos así lo ha dejado en evidencia un reciente artículo compartido por The Japan Times, donde se expone el testimonio de Riri.

Riri es una joven japonesa que actualmente posee una gran deuda provocada por su constante asistencia a un club de anfitriones.

Y es que la muchacha explica que aquella actividad se vuelve una especie de adicción, pues hay alguien ahí que te escucha, pone atención, te corteja y enamora… Todo como parte de un servicio por pagar.

Los clubes de anfitriones en Japón

Según explica la nota publicada en el medio mencionado, los clubes de anfitriones “permiten que las clientas femeninas se diviertan sin necesidad de llevar dinero en efectivo o tarjeta de crédito“. Este sistema implica que el anfitrión, en un supuesto acto de “buena voluntad”, pague primeramente la cuenta de sus clientas.

Sin embargo, el mismo artículo detalla que los anfitriones se aprovechan de aquellas mujeres (clientas) atraídas por ellos, “asumiendo su deuda sólo para presionarlas para que la paguen, a menudo coaccionándolas hacia la prostitución o la prestación de servicios sexuales“.

Existe gran manipulación detrás de estos servicios. Las mujeres y/o jóvenes consumidoras de este “negocio de compañía” ceden ante el sentimiento de enamoramiento generado por los anfitriones, quienes las hacen sentir como sus parejas y las tratan como tal, sin sentirlo realmente, claro.

Aquello funciona, pues el anfitrión aprovecha el gran sentimiento de soledad de las chicas; sentir, lamentablemente, muy común hoy en día en Japón.

Riri, incluso, llegó a dedicarse al comercio sexual para poder saldar su deuda con el club de anfitriones al que asistía. “Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por la persona que amaba, ya sea prostitución o trabajar en un establecimiento sexual”, dijo la joven, detalla The Japan Times.

La chica de 19 años ganaba hasta ¥500,000 al mes dedicándose al trabajo sexual (3 millones de pesos aproximadamente); monto que sólo destinaba al anfitrión del club.

Si deseas conocer la historia completa de Riri, puedes leerla en este link.