El caso de la joven es uno de los más conocidos en Austria y toda Europa. Durante años se trató de dar con el paradero de la entonces pequeña niña, quien apareció sorpresivamente ocho años más tarde luego de escapar del encierro en que la mantuvo su secuestrador.

Sin duda uno de los casos policiales que marcó la historia de Austria fue el que protagonizó Natascha Kampusch. La mañana del 2 de marzo de 1998, la vida de esta joven cambió drásticamente cuando un sujeto la secuestró camino a la escuela. No fue hasta ocho años después cuando pudo escapar y contar al mundo los detalles de su aterradora experiencia.

Natascha, de solo 10 años, tenía una vida como cualquier otra niña. Pese a que sus padres estaban separados, pasaba tiempo con ambos cada vez que podía. De hecho el fin de semana previó a su desaparición, tuvo un viaje a Hungría junto a su padre.

Ella vivía en el tranquilo distrito de Donaustadt, en la ciudad de Viena. Aquel primer lunes de marzo, como era de costumbre, la pequeña se dirigía a la escuela. Sin saber que un par de cuadras más a delante su vida cambiaría por completo.

Fotos de Natascha Kampusch a los 10 años
Natascha Kampusch a los 10 años.

Recientemente había conseguido permiso para ir sola hasta la escuela. La noche previa a su secuestro, la niña tuvo una fuerte discusión con su madre. Por lo que esa mañana salió de su hogar sin despedirse ni avisar.

En su trayecto, la niña se percató de una camioneta blanca estacionada a la orilla de la calle. Apoyado en el vehículo estaba un hombre que no paraba de mirarla.

Cuando la niña se cruzó con el sujeto, este la tomo de la cintura y la introdujo en la furgoneta para luego desaparecer rápidamente del lugar. Un silencioso secuestro que dio inició a un verdadero infierno para la pequeña.

Luego que los padres se percataran que la menor había desaparecido, alertaron a las autoridades para iniciar su búsqueda, una que tardaría años en dar frutos. Incluso se planteó la hipótesis que la niña huyó de casa producto de la discusión con su madre.

Sin embargo, testigos que vieron por última vez a Natascha señalaron que cerca del lugar había estacionada una sospechosa furgoneta blanca de la marca Mercedes Benz. Las policías a cargo, interrogaron a todos los propietarios que tenían el mismo vehículo, incluyendo a Wolfgang Priklopil.

El perfil del secuestrador

A simple vista parecería un sujeto normal y de bajo perfil, Wolfgang Priklopil tenía 34 años cuando raptó a la pequeña Natascha. Aunque estaba desempleado, trabajó como electricista y técnico en telecomunicaciones en la empresa Siemens. Según las personas que trabajaron junto a él, lo describieron como una persona misógina y con problemas para entablar relaciones afectivas con mujeres.

El secuestrador era originario de Hainburg an der Donau, un localidad de Austria donde creció como hijo único junto a sus padres.

Fotos del secuestrador y la casa

Según relatos de la propia Natascha en su libro 3096 días, Wolfgang era un fanático de Adolf Hitler y una hombre sumamente desconfiado y paranoico. Incluso tenía momentos en que se creía Dios y le repetía a la pequeña que él era su dueño.

Los años en el oscuro sótano

Wofgang mantuvo cautiva a Kampusch en un estrecho sótano de cinco metros cuadrados que él construyó en su casa ubicada en Strasshof, un tranquilo suburbio de Viena, a unos 16 kilómetros de donde raptó a la niña.

El lugar era un verdadero calabozo, la habitación no tenia ventanas, luz natural o aire fresco. Estaba oculto de la casa principal por medio de una diminuta cavidad, tapada con una cortina de acero y oculta detrás de un mueble al interior del sótano.

“Desde el primer momento temía que pudiera hacerme lo peor, pero luego no tenía miedo porque pensé que de todos modos me iba a matar”, comentó Natascha en la primera entrevista que dio a la televisión pública austriaca.

“Era espantoso, me entró claustrofobia en ese cuarto tan pequeño, golpeé la pared con mis puños pensando que alguien me podía escuchar, fue espantoso”, agregó.

Después de seis largos meses, tuvo permitido salir de la pequeña prisión. Wofgang la dejó subir para que se bañara y limpiara la casa. El aseo debía hacerlo semidesnuda y mirando fijamente el piso.

Tras dos años sin saber absolutamente nada del mundo exterior y sin que su nombre figurara en los medios de comunicación, su captor le dio acceso a una radio donde pudo escuchar noticias. Ya en 2005, le era posible salir al jardín.

Dolor y tortura

Wofgang se encargó de educarla y le entregaba libros mientras la mantenida cautiva en su hogar. Constantemente la amenazaba con suicidarse o de matar a quien le pidiera ayuda si ella intentaba escapar.

Todos esos años, Natascha Kampusch tuvo que soportar numerosos horrores mientras convivía con su captor. Ella sufrió en reiteradas ocasiones humillaciones, torturas y violaciones. Producto de las traumáticas situaciones que vivió, la joven contó en su autobiografía que intento quitarse la vida en varias oportunidades.

Pese a los abusos que estuvo sometida durante su adolescencia, Priklopil celebraba junto a Natascha su cumpleaños, Navidad y otras festividades. Dado su complejo de culpabilidad, le compraba a menudo regalos e incluso la llevó a esquiar. Viaje en que no pudo alertar a nadie sobre su verdadera identidad.

Un escape improvisado

La pesadilla terminó el 23 de agosto de 2006. Natascha se encontraba aspirando el auto de su secuestrador en el patio trasero de la vivienda. Wolfgang Priklopil estaba muy distraído con una llamada telefónica, luego de alejarse por el ruido de la aspiradora, la joven vio la oportunidad de escapar y decidió arriesgar todo por su libertad.

Sigilosamente saltó a la casa contigua donde vivía una anciana de 71 años, que al escuchar la confesión de la joven, alertó de inmediato a las autoridades del sorprendente y peligroso acontecimiento.

Bajo la custodia policial, Natascha confesó los horrores que atravesó los últimos ocho años y fue sometida a diversos exámenes para corroborar su identidad. Según los antecedentes del caso, la joven no tenía un buen aspecto físico, ahora medía un 1.60 metros y su piel estaba pálida producto de la falta de luz solar.

Para Wolfgang, de ahora 44 años, su mundo se vino abajo. Entre su desesperación y sin tener la ayuda de nadie, se suicidó arrojándose a las vías de un tren en las afueras de Viena.

El presente de Natascha Kampusch

Lo que vivió la joven austriaca fue una espantosa experiencia que la marcó profundamente. “No siempre todo fue fácil, porque me reencontré con mis padres que esperaban a su pequeña de 10 años. La sociedad tampoco sabía del todo cómo debía tratarme”, mencionó Natascha en una entrevista con el medio Sin Filtros (2016), realizada 10 años después de su escape.

Entrevistas realizadas por Natascha Kampusch
Natascha Kampusch después de 10 de años su primera entrevista televisiva.

“Mi mayor miedo era que podía morir de hambre y nunca nadie me encontraría, pero lo que menos miedo me daba era que él me matara, tal vez porque pensaba que eso podía ser mi salvación”, agregó.

En 2010 publicó su autobiografía 3096 días donde cuenta detalles íntimos de su historia. Poco tiempo después, en 2013, su caso fue llevado al cine en una película que plasmó su cautiverio en el sótano de su secuestrador.

Natascha Kampusch junto a su último libro

En 2016 publicó un segundo libro llamado Diez años de libertad, en el que confesó tener problemas con la comida, su aspecto físico y otros traumas psicológicos. También, hace dos años, publicó su tercer libro Cyberneider, donde cuenta detalles de su compleja relación con el acoso en Internet.

La casa en que sucedieron los hechos es ahora propiedad de Natascha Kampusch, pues para ella era importante que no cayera en manos equivocadas y que personas hicieran negocios con el lugar.

En sus primeros años de libertad, la joven dedicó su tiempo a trabajar en obras benéficas. Apoyó compañas solidarias en favor de los refugiados en Austria y creó un proyecto social en Sri Lanka.

Natascha Kampusch durante una visita a Sri Lanka
Natascha Kampusch en una visita a Sri Lanka

“Para mí era importante hacer algo para las madres y los niños, así fue como surgió el proyecto Natascha Kampusch Children World”, explicó la joven en la entrevista de 2016. La iniciativa social que dirigió ayudó a financiar un hospital pediátrico en el país asiático.

Actualmente, Natascha es una adulta de 33 años y en reiteradas ocasiones ha dejado claro que no le gusta entregar detalles de su vida íntima.

Tras entregar declaraciones en algunas entrevistas televisadas en las que señaló que pese a todo su captor fue un sujeto agradable y amable, mucho se especuló que la joven padecía del síndrome de Estocolmo, una condición psicológica en que la víctima desarrolla un vínculo afectivo hacia su captor como respuesta al trauma que experimenta.