La abstinencia de comer carne el Viernes Santo y la tradición de los huevitos de Pascua son parte de lo que vivimos en la Semana Santa.

La Semana Santa es una celebración de gran importancia para la comunidad cristiana, marcada por diversas tradiciones arraigadas en la cultura y la fe.

Dos de las costumbres más conocidas y significativas durante esta época son la abstención de carne el viernes santo y la presencia de los huevitos de Pascua.

A continuación, exploraremos el origen y significado de estas prácticas tradicionales.

Tradiciones de Semana Santa: ¿Por qué no se come carne el viernes santo?

La tradición de no consumir carne durante ciertos días de Semana Santa, especialmente el Viernes Santo, es una práctica que ha perdurado a lo largo del tiempo en el seno de la fe católica. BioBioChile conversó con con varios expertos, quienes desde sus perspectivas aportan una visión más amplia costumbre.

Según Heriberto Cabrera, sacerdote Salesiano y académico de la Facultad de Teología de la Universidad Católica, la decisión de evitar la carne durante la Semana Santa puede verse como una “exageración”.

Aclara que es en el contexto de la cuaresma, un periodo que tradicionalmente se asocia con la abstinencia, la oración y la penitencia. Este tiempo se destina a la preparación espiritual para la Pascua, donde la abstinencia de carne se limita a dos días clave: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Un sacrificio

Por otro lado, el padre Cecilio de Miguel, canónigo penitenciario de la catedral de Concepción, destacó que el simbolismo del sacrificio asociado a la abstención de carne, un elemento nutritivo importante en la dieta.

La normativa del catolicismo sobre la abstinencia de carne, documentada desde finales del siglo IV y recogida en textos como la constitución apostólica Paenitemi de Pablo VI y el Código de Derecho Canónico de 1983, refleja un fundamento más estructurado en la práctica religiosa, indicando la abstinencia de carne casi todos los viernes del año en memoria de la muerte de Jesús, aseguró Fernando Soler, académico de Teología en la Universidad Católica y doctor en Teología.

Soler ofrece una perspectiva que invita a la reflexión sobre el consumo de carne y su impacto más allá de la esfera religiosa, sugiriendo que las prácticas de abstinencia podrían llevar a una mayor conciencia sobre el bienestar animal y el medio ambiente.

Este mosaico de opiniones y enfoques sobre la abstinencia de carne en Semana Santa revela una tradición que, aunque arraigada en la fe católica, se presta a múltiples interpretaciones y adaptaciones, reflejando la diversidad y riqueza del pensamiento humano en su búsqueda por comprender y vivir según sus creencias.

El origen de los huevitos de Pascua

La tradición de los huevos de Pascua tiene un origen que se entrelaza con creencias paganas, simbolismo religioso y la celebración de la primavera.

Contrario a lo que podría pensarse, esta costumbre no deriva directamente del relato bíblico de la resurrección de Jesús, sino que tiene raíces en la festividad pagana dedicada a la primavera y a la diosa celta Ostara, símbolo de fertilidad, quien era representada con elementos como cigüeñas, nidos con huevos y liebres, conocidas por su alta capacidad reproductiva.

Los anglosajones germanos celebraban el Eosturmonath en abril, en honor a Ostara, lo que evolucionó a la Pascua actual, conocida como Ostern en Alemania y Easter en inglés.

La conexión entre el simbolismo de la fertilidad y la resurrección cristiana se fortaleció con el paso del tiempo.

Durante la Edad Media, los primeros cristianos adoptaron el huevo como símbolo de la resurrección de Jesús, integrando así una tradición que vincula la renovación de la primavera con el renacer espiritual.

La leyenda sobre Ostara transformando a un ave congelada en una liebre que aún podía poner huevos se popularizó en Alemania, dando origen al mito del conejo de Pascua que deja huevos de colores como regalos, consignó DW.