A las supersticiones de los antiguos romanos se remontan los motivos por los cuales aún hasta hoy febrero tiene 28 días, en contraste con los demás meses del año.

Parece antojadizo. Todos los meses del año tienen alternadamente entre 30 y 31 días, excepto por febrero que resulta tener menos. Y no 29, sino 28, salvo cada cuatro años. ¿Por qué ocurre esto?

Según relata la Enciclopedia Britannica, la causa de esta anomalía se remonta a los romanos, y sus supersticiones.

Todo comienza con el calendario romano, el más antiguo “ancestro” del calendario gregoriano vigente actualmente y usado de manera oficial en casi todo el mundo.

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Dicho calendario tenía varias diferencias clave con el que todos conocemos, comenzando por el hecho de que tenía sólo 10 meses, de forma que para sincronizarlo con el año lunar el segundo rey romano Numa Pompilio (quien asumió el trono en el 750 AC) agregó dos meses más: enero y febrero. En ese entonces, iban al final del año, no al principio.

Ahí fue que se topó con un problema, aunque no uno práctico ni científico: el calendario anterior tenía seis meses de 30 días y 4 de 31, sumando 304 en total. Esto resultó inaceptable, pues según la superstición romana le impedía tener números pares daban mala suerte.

Así que le quitó un día a cada uno de los meses de 30 días, encontrándose con otro problema: el año lunar. Éste consiste de 354 días, aunque para los romanos tenía 355 para evitar “mufar” todo el año, así que Pompilio tenía otros 56 días que acomodar, viéndose finalmente obligado a dejar un mes con días pares.

La ‘suerte’ recayó sobre febrero, que quedó con 28 días y dedicado a rituales en honor de los muertos.

Aún imperfecto

Según recuerda el Reader’s Digest, si bien se pudo seguir el rastro al ciclo lunar por algunos años, pronto se desincronizaron y los romanos agregaron un nuevo mes: el mercedonio, de 27 días, que llegaría cuando así lo decidieran los sacerdotes, añadiendo a la confusión.

Incluso, recuerda Slate, ocasionalmente el mes era usado por dichos sacerdotes para extender sus periodos en los cargos que ostentaban.

Luego, cerca del 44 AC, llegó Julio César al poder y reformó nuevamente el calendario, dejando de lado los orígenes lunares del calendario para darle un carácter más solar, como el egipcio.

Así, dio origen a lo que es conocido actualmente como el “calendario juliano” añadiendo 10 días más al año y dejando a febrero con 28 días pero le agregó un día cada cuatro años, como persiste hasta hoy.