La concentración es fundamental para el aprendizaje y afecta directamente el desempeño académico y laboral. Sin embargo, es una habilidad que se entrena y que, como tal, se puede mejorar.

Si eres de los que mientras estudias o trabajas, te paras varias veces, caminas o te distraes; si te cuesta mantener la atención en algo durante un periodo prolongado; si a veces, cuando terminas de leer, no sabes de qué se trataba el texto; si cualquier ruido o situación desvía tu pensamiento; si frecuentemente empiezas algo y lo dejas para comenzar otra cosa, probablemente eres de las personas que tienen problemas de concentración.

“Concentración se entiende como el acto de reflexionar profundamente, focalizando en forma consciente la atención sobre un material o estímulo determinado”, explica la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre.

Y agrega: “Es necesario manejar en forma consciente la atención, para seleccionar los estímulos necesarios para comprender una materia o desarrollar una tarea. Como la capacidad de atender es limitada, necesitamos elegir los elementos más útiles para realizar esta selección”.

Autores especialistas en la materia recomiendan dirigir un 50% de la atención a adquirir información y otro 50% de la atención para elaborar la información en función del fin. Para ponerlo en términos prácticos, Zubiaguirre da un ejemplo. “Si tu profesor te pide hacer un trabajo, parte de tu atención debe estar en registrar la pauta con la mayor precisión posible y otra en captar cómo realizarlo de la manera más eficiente, considerando tu experiencia previa y lo que conoces del estilo de tu profesor”, aclara.

Para conseguirlo, no sólo es importante disponer de un lugar de trabajo o estudio que limite posibles distracciones. Parte fundamental es la motivación. “Si la tarea que quieres emprender no te motiva, debes buscarle un sentido a realizarla. ¿Qué podría moverte a cumplir y aprender de la tarea? Así tendrás una idea clara de qué necesitas y qué ganarás con ella”, señala la profesional.

La experta dice que también es necesario mantener una actitud positiva, que predisponga a prestar atención en forma activa a lo que se requiera.

“Como la atención implica seleccionar ciertos estímulos por sobre otros, debemos revisar las creencias que tenemos sobre la tarea y el desempeño que podríamos lograr. Si creemos que la tarea es muy complicada, aburrida o que me será imposible estar concentrado el tiempo necesario, probablemente prestaremos atención a los elementos que confirmen esas opiniones. Si no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo, será mucho más difícil que nos focalicemos en esa tarea”, argumenta la psicóloga.

Potencia tu concentración

Aunque nos esforcemos, muchas veces no conseguimos mantener la concentración todo el tiempo que quisiéramos. ¿A qué se debe?

“La concentración es una habilidad que tiene un ciclo de ‘vida útil’ que se agota con el uso, por lo que necesitamos descansar. Algunos autores usan la metáfora de una batería para graficar cómo funciona la concentración, normalizando el desgaste que ésta tiene cada vez que la usamos en un estímulo concreto”, señala la psicóloga.

De ahí la importancia de que cada vez que intentemos concentrarnos idealmente estemos descansados y motivados para la nueva tarea. “Si tienes una actitud positiva hacia la tarea y preparas tus recursos, te resultará más fácil atender y mantenerte concentrado, ya que la batería estará cargada. Por el contrario, si inicias el trabajo desganado, no sabes por dónde empezar y/o no puedes dejar whatsapp, probablemente tu batería esté ocupada en temas personales y no alcance para la nueva tarea. Lo mismo si intentas estudiar o trabajar luego de toda una mañana de clases o de reuniones. No es raro que tu batería esté descargada y menos disponible para recibir nueva información”, acota la especialista.

Por ello, Zubiaguirre entrega algunos tips para potenciar la concentración y sacarle el mejor provecho posible:

1. Ten “cargada tu batería” al momento de empezar a estudiar o trabajar. Para ello, es importante descansar 10 a 15 minutos si previamente estuviste en clases, reuniones o trabajando en otro proyecto.

2. Respeta los horarios de comida y de sueño.

3. Organiza tu agenda en función de los horarios en que te es más fácil concentrarte.

4. Prepara el lugar de trabajo para que no haya distractores.

5. Focaliza tu atención en una tarea a la vez.

6. Selecciona estrategias que te permitan mantenerte interesado en la actividad y elabora la información que estás recibiendo.

7. Controla la capacidad de atender para estar disponible a recibir y procesar nueva información.