La joven falleció en un accidente mientras se dirigía a la universidad. El responsable del choque se dio a la fuga.

Si alguien no creía que los animales son seres sintientes, la historia de Camila los hará dudar. Camila era una perrita que vivía en Nuevo León, México, junto a Alma Adriana Alonso, una joven de 22 años que la adoptó y cuidó.

La mascota era como una hija para Alma, de hecho, la llamaba ‘mija’. Eran tan cercanas, que la perrita no pudo soportar la pena de la repentina muerte de la joven, quien falleció en un accidente automovilístico mientras se dirigía a la Universidad.

Su auto fue impactado por otro vehículo, el que le quitó la vida instantáneamente, mientras que el conductor responsable se dio a la fuga.

La perrita, al parecer, comprendió pronto que Alma no volvería, porque según la madre de la joven, Alma Delia Ocañas Cantu, Camila comenzó a presentar signos de decaimiento, se le veía abatido y no quería comer.

La familia decidió llevarla para que se despidiera de Alma, tras lo cual la pena ganó.

Finalmente, dos días después que la joven, Camila también falleció. “Mi niña hoy en la mañana falleció tu perrita Camila. No aguanto tanta tristeza. Ayer que la llevaron para que se despidiera de ti, veía sus ojitos con una profunda tristeza”, escribió la mamá de Alma.

“Mi niña, tu perrita Camila, ya está contigo. No estarás sola, te estará acompañado por siempre tu mija Camila, como tú le decías. Papá Dios dame la fortaleza para sobrellevar este proceso tan doloroso”, escribió la madre.

Camila fue cremada y dejada en el mismo lugar de descanso que su dueña, para que ambas estuvieran juntas, mientras la familia sigue luchando por justicia para la joven de 22 años.