Lamentablemente, en los últimos años hemos escuchado de bastantes animales que se están extinguiendo, muchos de ellos por la intervención humana o como consecuencia del cambio climático, que modifica sus hábitats.

Sin ir más lejos, hace poco más de un año murió el último macho de rinoceronte blanco del norte, conocido como Sudán, cuyo fallecimiento puede haber condenado a su especie para siempre, si es que los científicos no logran realizar una fertilización in vitro con el material genético que guardaron de él.

Pero aquí no les hablaremos de las malas noticias, sino de las buenas. Y es que en los últimos años se ha dado el caso opuesto: hay especies que se creían extintas y que, contra todo pronóstico, podrían aún estar vivas.

La organización internacional que se hace cargo de evaluar el estado de la flora y fauna es la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por su sigla en inglés), la que, de acuerdo a su cantidad de población, ubica las especies en una de las siguientes categorías: datos insuficientes, de menor preocupación, casi amenazada, vulnerable, en peligro de extinción, en peligro crítico, extinta en su hábitat natural, y extinta.

En BioBioChile revisamos sus informes desde 2016 a la fecha para saber qué animales fueron declarados oficialmente como redescubiertos, y encontramos ocho.

Entre ellos también hay algunas especies que hasta hace poco se consideraban extintas y que ahora han sido cambiadas de categoría, porque hay diferentes motivos para creer que aún podrían existir ejemplares de éstas, aunque en realidad todavía no se han vuelto a hallar especímenes vivos.

Atelopus ignescens

El jambato negro (nombre científico Atelopus ignescens) es una especie de sapo que se creía extinto desde hace 28 años, pero que inesperadamente reapareció en Ecuador en 2016.

Su redescubrimiento fue gracias a David Jalaica, un niño de 10 años que encontró un ejemplar mientras estaba en un campo de alfalfa junto a su casa, que se ubica en una pequeña localidad a unas 5 horas al suroeste de Quito.

Luego, científicos hallaron 45 ejemplares en la misma zona, que era cercana a una construcción de una carretera, relata el portal español La Vanguardia.

Al año siguiente, en 2017, una noticia aún mejor surgió: los investigadores lograron que el sapo se reprodujera, salvando a esta especie de la extinción. Por ahora.

Estos sapos eran muy abundantes en los años 80 en Ecuador, cuenta el periódico de ese país El Comercio. De hecho, habían tantos que era casi considerado una plaga. Aún no se sabe por qué, pero hacia los 90 comenzaron a desaparecer rápidamente, un fenómeno que se repitió con otros anfibios en todo el mundo.

En 2018 fue oficialmente sacada de la lista de especies extintas y pasó a clasificarse como ‘en peligro crítico de extinción’.

Rhachistia aldabrae

El caracol rayado de Aldabra (nombre científico Rhachistia aldabrae) es originario del atolón de coral Aldabra, que queda en el océano Índico cerca de Madagascar.

Hace un siglo era una de las especies de caracoles más comunes en ese lugar, pero en los 90 comenzaron a desaparecer, se cree que como consecuencia de la disminución de la lluvia producto del cambio climático. El último fue visto en 1997 y en 2007 fueron declarados oficialmente extintos.

Pero unos años después el panorama cambió, cuando una fundación halló algunos ejemplares jóvenes en un área de difícil acceso en la isla, hecho que anunciaron en 2014, informó en ese entonces la revista National Geographic.

Dr. Justin Gerlach | www.iucnredlist.org
Dr. Justin Gerlach | www.iucnredlist.org

Heather Richards, una de las científicas que realizó el hallazgo, explicó a la publicación que el redescubrimiento no fue tan inesperado porque “Aldabra es un lugar muy grande, y el hecho de que una especie de caracol como esta (buena para esconderse) no haya sido vista en 17 años, no es muy sorprendente”.

Aunque añadió que “el futuro a largo plazo de esta especie es preocupante debido a su rápido declive”.

En 2018 fue oficialmente sacada de la lista de especies extintas y pasó a clasificarse como ‘en peligro crítico de extinción’.

Celestus occiduus

A diferencia de los anteriores, del galliwasp gigante de Jamaica (nombre científico Celestus occiduus) no se tiene mucha información. Hasta 2017 se creía extinto, pero desde esa fecha ha sido clasificado como ‘en peligro crítico (posiblemente extinto)’ debido a que se cree que podrían quedar algunos ejemplares en zonas de muy difícil acceso en su país natal.

Según detalla la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, “los estudios recientes, aunque han sido extensos, no han sido exhaustivos, dadas las dificultades de acceso a las áreas pantanosas del río Negro (Jamaica), dejando espacio para que haya un poco de esperanza de que la especie podría persistir, con una población muy reducida”.

Se cree que de existir aún algunos de estos reptiles, su población probablemente no supera los 50 individuos y viviría en un hábitat en riesgo de destrucción.

“Visto por última vez a mediados del siglo XIX, se cree que la introducción de especies depredadoras (principalmente la mangosta) en Jamaica, y la extensa conversión de su hábitat pantanoso, resultó en la extinción del Celestus occiduus“, añade.

Cuscomys oblativa

La rata de chinchilla arbórea de Machu Picchu (Cuscomys oblativa), que habita en los alrededores de la misteriosa ciudad inca del Perú, se creía extinta hasta que en 2009 el guardabosques Roberto Quispe fotografió a un ejemplar vivo, reportó el portal de medio ambiente Mongabay.

Posteriormente, en 2012 un grupo de científicos fueron a la zona y confirmaron que la especie no está extinta. Sin embargo, Gerardo Ceballos, de la Universidad Nacional Autónoma de México y uno de los expertos de la expedición, expresó a Mongabay que la chinchilla podría desaparecer, porque el bosque nativo donde habita está siendo destruido por la agricultura y el pastoreo de ganado.

Desde 2016 su estatus ha sido oficialmente cambiado de ‘extinta’ a ‘con datos insuficientes’, porque se desconoce cuántos especímenes hay.

Antes de eso, no se había visto ninguna de estas ratas vivas. Su existencia sólo se conocía porque se habían descubierto dos cráneos en una tumba Inca, cuya antigüedad se estima en los 400 años, de acuerdo a la IUCN.

Ameiva major

Al igual que la chinchilla recién mencionada, la ameiva gigante de Martinica (Ameiva major) fue cambiada en 2016 desde la categoría ‘extinta’ a ‘con datos insuficientes’, debido a que en realidad se desconoce si aún hay especímenes.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cuenta al respecto que, si bien ha sido ampliamente considerada como una especie extinta desde 1935, la verdad es que eso siempre se ha basado más en especulaciones que en información comprobada.

Dumeril & Bibron (1839) Erpetologie Generale V
Dumeril & Bibron (1839) Erpetologie Generale V

Antiguamente se creía que este reptil era originario de Martinica, isla caribeña reclamada por Francia, pero en 2002 se propuso que nunca existió en ese lugar, así que en la actualidad aún no se sabe a ciencia cierta dónde queda su hábitat natural.

Por lo mismo es que es imposible saber con certeza si está o no extinto, al menos de momento.

Borikenophis sanctaecrucis

Esta es una especie de serpiente de las islas Vírgenes (Estados Unidos) llamada Saint Croix racer (corredora de Santa Cruz), que antes se consideraba extinta, pero desde 2016 ha sido catalogada como ‘en peligro crítico (posiblemente extinta)’.

Lamentablemente, sobre este reptil no se tienen muchas esperanzas. IUCN expresa que no se tienen muchas expectativas de encontrar a algún espécimen con vida, porque ha pasado más de un siglo desde que el último fue avistado.

No obstante, “descubrimientos recientes de otros reptiles del Caribe que se creían extintos sugieren que la sobrevivencia de un pequeño número de ejemplares en el área moderadamente grande de la isla de Santa Cruz (más de 200 km2) no puede ser completamente descartada”, recalca.

Si es que aún existen algunas de estas serpientes, se cree que seguramente son menos de 50 individuos.

Isla de Santa Cruz, Islas Vírgenes, Estados Unidos | Grisha Levit (cc)
Isla de Santa Cruz, Islas Vírgenes, Estados Unidos | Grisha Levit (cc)

Ptychochromoides itasy

Estos peces son originarios de Lac Itasy, un lago de Magadascar, y no habían sido vistos con vida desde la década de 1960, hasta que hace unos años se descubrió una pequeña cantidad de ellos que habitan en el río Sakai del mismo país.

La ubicación exacta de la pequeña comunidad no se ha revelado públicamente, pero se ha detallado que el hábitat está en permanente riesgo de ser destruido.

Gracias a ese redescubrimiento de la especie, en 2016 fue oficialmente sacada de la lista de animales extintos y pasó a catalogarse como ‘en peligro crítico de extinción’.

Rhizosomichthys totae

También llamado pez graso, es endémico del Lago de Tota, en Colombia, y hasta 2016 se creía extinto, pero actualmente es considerado como ‘en peligro crítico (posiblemente extinto)’.

IUCN indica que sólo ha sido capturado dos veces: en 1942 y en 1956. Desde entonces no ha vuelto a verse con vida, pero en realidad no se tiene certeza de que se haya extinguido, así que aún no se pierden las esperanzas que de haya alguno nadando por las aguas colombianas.

Rhizosomichthys totae | www.planetcatfish.com
Rhizosomichthys totae | www.planetcatfish.com

Se cree que su población se redujo considerablemente a partir de 1944, cuando en el Lago de Tota se introdujeron muchas especies de peces que amenazaron la existencia de éste.

Además, el lago ha sido contaminado con químicos que provienen de la agricultura local, por lo que varios animales marinos podrían estar en riesgo.