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La radiación ultravioleta del Sol puede ser beneficiosa para la producción de vitamina D, pero también peligrosa para la piel. La radiación ultravioleta se divide en UVA, UVB y UVC, con diferentes longitudes de onda que afectan de manera distinta a nuestra salud. Mientras los rayos UVB causan quemaduras y aumentan el riesgo de cáncer de piel, los UVA penetran más profundamente, afectando la elasticidad y provocando envejecimiento prematuro. Para protegerse, se recomienda usar protectores solares con amplio espectro de protección que contengan un factor no menor a 30, reaplicándolos cada 2 horas o después de sudar o nadar, y evitar la exposición al Sol entre las 10:00 y 16:00 horas. Además, se aconseja utilizar gafas de sol, ropa protectora y revisar la piel regularmente en busca de cambios.

Seguro que a lo largo de tu vida has escuchado sobre los rayos UV y los peligros a los que te expones al estar bajo el sol.

Para contrarrestarlos existen una serie de recomendaciones, pero la más frecuente es usar protector solar. Sin embargo, cuando vas a una tienda a comprar uno, ves que la etiqueta del producto incluye abreviaciones como ‘UVA’ o ‘UVB’ y no sabes por cuál decidirte.

¿Qué son? ¿Se trata de ingredientes cosméticos? ¿Son tipos de radiación? ¿Qué implica que un protector los incluya? Estas pueden ser algunas de las preguntas que surgen en ese momento de indecisión. En esta publicación atenderemos tus interrogantes.

¿Qué son los rayos UV?

Pese a que el Sol se ubica a 149.597.871 kilómetros de distancia, no podemos huir de la luz que ilumina nuestros días y tampoco de la radiación, que si bien tiene beneficios como la vitamina D, también puede provocar perjuicio en nuestra salud.

La radiación ultravioleta (UV), igualmente llamada ‘luz ultravioleta’, se define como rayos invisibles que forman la energía proveniente del Sol. En la Tierra se puede encontrar de forma natural suministrada por nuestra estrella, o de manera artificial, como en las camas bronceadoras o láseres.

Según explica la Organización Mundial de la Salud, la radiación UV tiene una longitud de onda más baja que la luz visible (100 a 400 nanómetros versus 380 a 700 nanómetros), lo cual implica que es más dañina.

¿Qué significa ‘UVA’ y ‘UVB’ cuando hablamos de radiación UV?

A la vez, estos rayos están conformados por tres tipos: ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC), que se diferencian según sus longitudes de onda. Mientras que la primera se sitúa entre 315 a 399 nm, la segunda va de 280 a 314 nm, y la tercera de 100 a 279 nm.

Los valores son importantes, ya que ayudan a entender cómo pueden afectar a nuestra piel. Una longitud de onda más corta causa más daño, sin embargo, tiene menos capacidad de penetrar la piel.

En ese sentido, los tres tipos no actúan de igual forma sobre nuestra salud. Cuando la radiación solar llega a la Tierra, la totalidad de los rayos UVC y un 90% de los rayos UVB quedan retenidos por la capa de ozono, el vapor de agua, el oxígeno y el dióxido de carbono; el 10% restante y los UVA llegan a la superficie.

Los efectos que generan en nuestra salud

Debido a su longitud de onda más corta, los rayos UVB causan un daño mayormente superficial, explica la OMS. Forman una epidermis más gruesa y son los responsables de las quemaduras, que más allá del ardor que te impide dormir de noche, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Hay que señalar también que incluso dosis de radiación UVB que no alcanzan a formar una quemadura, también aumentan la probabilidad de producir cáncer.

Quizás el beneficio más notorio es que estimulan la producción de vitamina D, que ayuda a la absorción de calcio y fósforo. Sin embargo, debido a los efectos nocivos antes señalados, las recomendaciones apuntan a tomar sol entre 5 a 15 minutos, dos a 3 veces por semana.

Por su parte, los rayos UVA sí penetran la piel, pudiendo llegar hasta la dermis y al tejido subcutáneo. Esta acción afecta al tejido conectivo y los vasos sanguíneos, provocando “una pérdida gradual de elasticidad de la piel y un envejecimiento prematuro”.

Además, los UVA son los causantes del bronceado. Este proceso evidencia que la piel está sufriendo daño tras exponerse al Sol. Y es que, en un intento de protegerse, produce una mayor cantidad de melanina, “el pigmento de la piel que la vuelve más oscura”, explica el sitio MedlinePlus.

Rayos UV, UVA y UVB: qué efectos tienen y por qué tu protector solar debe protegerte de ellos
Acerca Ciencia

Las camas bronceadoras no son una mejor alternativa, indica el mismo sitio especializado en medicina, afirmando que estos dispositivos usan luz UVA y algunos rayos UVB y “le exponen a una mayor concentración de rayos UVA de lo que obtendría al broncearse al Sol“.

MedlinePlus argumenta que junto a las arrugas, manchas oscuras y el cáncer de piel, otros efectos de la exposición a la radiación ultravioleta son la queratosis actínica, una especie de parche que se forma en áreas expuestas al Sol y que puede ser canceroso; daño ocular como cataratas; debilitamiento del sistema inmunitario, con mayor sensibilidad a la luz solar o reacciones a ciertos medicamentos.

¿Cómo protegerse adecuadamente de los rayos UV?

Ahora que ya sabes qué significan las siglas ‘UVA’ y ‘UVB’ cuando ves las distintas opciones de protectores solares en la góndola de la farmacia, queda decidir cuál es más adecuado para ti.

En ese instante, quizás veas que algunas de las etiquetas mencionan ‘FPS’ o ‘factor’. Esto se refiere a ‘Factor Protector Solar’, y es el número que multiplica los minutos que se puede estar bajo el sol sin protección y sin sufrir alguna lesión. Un producto con FPS 30 multiplicará por 30 el tiempo que una persona puede estar expuesta sin presentar complicaciones (300 minutos).

Lo ideal es que las pieles más claras utilicen factores con un número mayor en comparación con las pieles más oscuras. De todas formas, se recomienda que el FPS no sea menor a 30 y que los bloqueadores tengan un amplio espectro de protección, tanto para rayos UVA como para UVB.

¿Cada cuánto hay que reaplicar el protector solar?

Respecto a cuántas veces deberías volver a aplicar el protector solar, se recomienda volver a hacerlo cada 2 horas o luego de salir del agua o después de sudar.

Aunque en verano hay una mayor exposición a la radiación UV, los consensos apuntan que debe utilizarse todo el año para evitar riesgos en la salud, incluso en días nublados o a la sombra.

Otros consejos incluyen evitar el Sol entre las 10:00 y 16:00 horas, utilizar gafas de sol que bloqueen rayos UVA y UVB, preferir sombreros de ala ancha, ropa que cubra las extremidades y revisar tu piel una vez al mes para detectar manchas, señala MedlinePlus.

Asimismo, se sugiere estar atento al índice de radiación UV anunciado por las autoridades.