En TikTok y en otras redes sociales, millones de videos bajo el hashtag #SkinnyTok muestran dietas extremas, ayunos prolongados y conductas restrictivas que se presentan como parte de un supuesto “estilo de vida saludable”. Detrás de esta tendencia, cada vez más extendida entre adolescentes y jóvenes, especialistas alertan de un riesgo real: el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Así lo advierte el psicólogo y psicoterapeuta experto en TCA Marc Ruiz de Minteguía, autor del libro Entender los trastornos alimenticios (Shackleton Books), en conversación con Europa Press.
El profesional sostiene que las redes sociales funcionan hoy como un “catalizador de la insatisfacción corporal”, potenciando la culpa, la ansiedad y el deseo permanente de modificar el cuerpo para alcanzar estándares estéticos prácticamente imposibles.
Según explica, la adolescencia es una etapa en la que se configura la personalidad y la forma de interactuar con el mundo.
En ese proceso, los jóvenes se encuentran con una sociedad que “está de forma permanente, reforzándose en unos cánones de belleza, donde la delgadez impera, y se condena a las personas gordas”.
“La norma en nuestra sociedad es la insatisfacción corporal”
Ruiz de Minteguía subraya que la insatisfacción corporal se ha convertido en una norma sociocultural transversal.
“La norma en nuestra sociedad es la insatisfacción corporal, incluso entre las personas que son referentes en belleza”, indicó.
A juicio del especialista, esta realidad afecta a todas las edades, pero golpea con especial fuerza a quienes están formando su identidad. “Si eres adolescente, eres todavía más vulnerable porque te estás formando como persona”, señala.
En su opinión, muchas chicas se sienten defectuosas sin serlo, simplemente porque su cuerpo no encaja en los modelos difundidos en redes sociales.
El experto agrega que la exposición actual a imágenes de cuerpos es inédita: “Nunca en la historia hemos estado tan expuestos a la imagen de cuerpos, y teniendo en cuenta además que están establecidos esos cánones de belleza de delgadez”.
Redes sociales como factor que amplifica el riesgo
Aunque los TCA no nacen exclusivamente de la insatisfacción corporal, Ruiz de Minteguía advierte que las redes sociales son un factor que intensifica vulnerabilidades y amplifica síntomas como depresión, baja autoestima y malestar emocional.
“Sí que estamos ante una manera nueva de intervenir en TCA, antes no había que estar pendiente de todo lo que hay hoy en día, de vigilar las redes, de ver a quien sigue. Las redes son un catalizador más de lo que no había que preocuparse antes”.
El psicólogo recuerda que ya en los años 90 existían estudios donde se exponía a participantes a imágenes de mujeres “excepcionalmente delgadas y guapas”, tras lo cual aumentaba su insatisfacción corporal. Ahora ese fenómeno ocurre de forma constante.
“Aumentan la ansiedad, la culpa y la restricción; y de hecho ahí es donde puede empezarse un TCA”.
A esto se suma que adolescentes, sobre todo mujeres, se mueven en entornos donde el cuerpo se comenta y expone constantemente, lo que profundiza su vulnerabilidad.
En su libro, Ruiz de Minteguía enfatiza que los factores socioculturales son un motor clave “Hoy en día se da un bombardeo constante de información por todas partes, que identifica la delgadez como el objetivo a seguir para sentirse bien, y ser alguien aceptado; un fenómeno que se ha intensificado con las redes sociales, y en el que también se estigmatiza a las personas gordas”.
Esto deriva en una consecuencia clara: “La insatisfacción corporal de esa gran mayoría. En el momento en el que la mujer busca satisfacer esa presunta carencia, está aumentando la probabilidad de caer en un TCA”.
Señales de alerta en adolescentes
El psicólogo detalla varias señales que deberían levantar alertas tanto en el hogar como en el entorno escolar:
– Cambios en la alimentación, aparición de “alimentos prohibidos” o aislamiento al comer.
– Discursos de culpa: “hoy he comido fatal y mañana lo compenso”.
– Obsesión con el cuerpo, mirarse “con lupa” al espejo, pedir comparaciones o fotos para evaluarse.
– Ejercicio físico compulsivo, incluso estando cansadas.
– Angustia por no poder entrenar.
– Irritabilidad emocional.
– Aislamiento social, evitando situaciones que involucren comida.
– En anorexia: mareos, cansancio, frío constante, déficit energético y alteraciones menstruales como irregularidad o amenorrea.
Ruiz de Minteguía añade que un signo clínico clave es cuando la persona usa su aspecto físico como medida de su valía personal y también juzga a los demás bajo ese mismo parámetro.
Filtros, TikTok e influencers: un impacto subestimado
Otro elemento que potencia esta distorsión es el uso masivo de filtros de belleza. TikTok, por ejemplo, eliminó a fines del año pasado los filtros que modifican rasgos faciales debido a su efecto directo en la autoestima.
“Gracias a los filtros la insatisfacción aumenta porque la persona quiere acercarse a cómo se ve con el filtro y, no se soporta, ni acepta su imagen real”, manifestó.
El psicólogo también advierte sobre el impacto de influencers que comparten conductas dañinas como si fueran hábitos normales. En su libro cita el caso de una influencer que confesó que “vomitaba cada dos días” para “limpiarse”.
“¿Qué van a pensar sus más de medio millón y medio de seguidores, en su mayoría adolescentes? Es muy peligroso y muchos no saben el impacto que pueden estar teniendo en la salud de otros”.
Aumento de casos y mejor detección
Ruiz de Minteguía confirma que los TCA han aumentado, pero aclara que esto también refleja una mayor capacidad para detectar casos que antes pasaban inadvertidos.