Las relaciones de pareja son una experiencia con altos y bajos. Nos hacen felices y nos permiten compartir con esa persona con la que hemos conectado emocionalmente. Sin embargo, en algunos casos, se debe lidiar con el doloroso momento de la infidelidad, lo que siempre genera una ruptura, la que debe definir si logra o no continuar este camino juntos.

Ser engañados es una situación compleja y no pocas personas son infieles todos los días. Existen los que buscan pruebas y son muy observadores de los detalles, para no quedar como traicionados. Por otro lado, están los que, aunque sospechan, prefieren hacer vista gorda y no indagar en más información, porque podría cumplirse aquel dicho de “el que el que busca siempre encuentra”.

La historia y naturaleza de la infidelidad

Desde la antigüedad se conocen casos de infidelidad. Grandes personajes de la historia tenían varias parejas alternativas, cuando existía una oficial.

Sin ir más lejos, el propio Albert Einstein era reconocido por ser un hombre infiel. Tuvo varias parejas estando casado y aseguraba que la fidelidad no era parte de la naturaleza humana. Aseguraba que mientras este ´amorío´ fuera de bajo perfil, no debería afectar su relación de matrimonio, ya que él seguía respetando a su mujer y mantenerlo oculto era prueba de ello.

Así como Einstein son muchos los personajes históricos que nunca se cuestionaron la infidelidad, en especial la masculina. Bajo esa premisa se formó la cultura popular actual que reafirma que el hombre tiene un apetito sexual insaciable y a las mujeres entender que ellos son así, sin mucho que hacer para cambiarlo.

Por otro lado, los animales también han sido sujeto de estudio con respecto a la monogamia. Son pocos los animales que son realmente monógamos, pero sí ocurren unas situaciones bastante similares a las relaciones entre humanos.

Para los animales las relaciones se basan en la reproducción de la especie. Eso es lo que los busca a una pareja para poder trascender genéticamente. Esto hace que la monogamia no sea la mejor estrategia ya que es beneficioso tener diferentes parejas para disponer de una variedad genética que pueda asegurar la permanencia de la especie.

Otro punto es la proximidad, los animales forman pareja con quien tienen más cerca y con quien comparten más. No apuestan por el amor a distancia, como en el caso de la especie humana.

Pero hay un hecho particularmente similar a los humanos: ser buenos padres. Muchas parejas de animales de diferentes especies se mantienen unidas para proteger de mejor manera a sus crías, pero eso no conlleva a una monogamia sexual, sino más bien a una monogamia social.

En definitiva, siguen siendo padres y continúan juntos por sus hijos, pero sin ser una relación de pareja exclusiva.

Esto permite concluir que si para los animales no es fundamental ser monógamos, más difícil es para los humanos que tenemos mayores estímulos y el fin de la relación de pareja no es solo la preservación de la especie.

¿Por qué somos infieles?

Una investigación realizada en la Universidad Estatal de Missouri en Estados Unidos, explicó que las razones por las que se es infiel van mucho más allá del deseo sexual.

De acuerdo a la investigación se pudo observar que la motivación de ser infieles, en el caso de los hombres, es más bien por una conexión emocional y por la necesidad de sentirse valorados.

El estudio también destaca que no son pocas las mujeres que también han sido infieles y que, a diferencia del sexo masculino, ellas si buscan placer y mejores experiencias sexuales, las que no encuentran en su relación oficial.

Así mismo, otro estudio publicado en The Journal of Sex Research entrevistó a casi 500 personas que habían engañado a sus parejas. Esta investigación identificó 8 factores que podrían ser la causa de porque las personas terminan siendo infieles, aunque incluso amen a sus parejas.

Motivaciones para la infidelidad

Necesidades insatisfechas, sentir que algo falta en la relación.
Venganza contra la pareja, haber sufrido una infidelidad y creer que se le es infiel.
Alto deseo sexual, solo querer tener más experiencias sexuales.
Enamorarse, dejar de sentir la pasión de los primeros años de pareja.
Oportunidad, algunas veces estas situaciones llegan sin buscarlas.
Buscar variedad, querer vivir muchas experiencias sexuales.
Miedo al compromiso, querer tener una relación abierta.
Mejorar el autoestima, con una nueva pareja mejora la percepción que tienes de ti mismo.

La psicología de la infidelidad

En BioBioChile conversamos con el psicólogo y terapeuta familiar en la Clínica Psicológica de la Universidad de La Frontera y psicoterapeuta en la plataforma digital Criar Sin Morir en el Intento, Jairo Hernández Sanhueza, quien entregó una mirada clínica a esto que tan habitualmente ve en consulta.

Infieles por naturaleza
Jairo Hernández, @psicologo.jairohernandez

El especialista indica que para la psicología, la fidelidad o “firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, y en el cumplimiento de los compromisos establecidos”, es un valor base para la construcción de vínculos seguros y protectores. “Es un concepto aplicable no solamente a las relaciones de pareja, aunque ya sabemos que es ampliamente utilizado en esta área”.

“Un vínculo seguro y protector es lo que toda persona requiere para un desarrollo emocional sano. Es así que desde pequeños necesitamos tener la certeza de que si requiero contención emocional mi cuidador estará disponible, y si promete o acuerda algo lo cumplirá. Eso es fidelidad también. De esa manera se construye una base segura que permitirá la exploración del mundo”.

Si esto se traslada al ámbito de la relación de pareja, guardando las diferencias y las capacidades que como adulto se pueda tener para regular la necesidad de gratificación, “la necesidad de fidelidad no será distinta, aunque en este vínculo estará ligada más bien al acuerdo o contrato de la relación, sea implícito o no. Y así como en la infancia lo impredecible puede generar ansiedad, miedo e inseguridad, en la vida adulta, y especialmente en las relaciones de pareja, transgredir los acuerdos de la relación nos puede movilizar hasta llegar a nuestras experiencias vinculares más profundas”.

El psicólogo enfatiza que si en nuestra infancia se faltó continuamente a los acuerdos y se vivió en un contexto de ansiedad, caos y desorganización, “la literatura nos señala que las relaciones de pareja podrían tener el poder de rectificar incluso esas experiencia de trauma vincular más profundas reparando la posibilidad de sentir confianza y hacerse de un mundo relacional más seguro”.

Las razones que motivan la infidelidad son múltiples, señala el Terapeuta. “En general la clínica muestra que es la punta de un iceberg que no fue visto a tiempo y que golpea a una pareja sin previo aviso. Suele suceder por necesidades de la pareja, o de uno de sus miembros al menos, que no fue detectada, lo cual puede estar potenciado o no, por una historia de crianza en que la infidelidad tuvo algún nivel de protagonismo. Ahora, la historia de crianza puede repercutir pero no necesariamente atrapar, por lo cual, independiente de ello, serán los miembros de la pareja, su conciencia de la propia historia y las herramientas que han desarrollado individualmente y como pareja, quienes podrán construir una relación diferenciada de los patrones relacionales-familiares en que se desarrollaron”.

¿Personalidades más infieles?

La personalidad es un constructo complejo, que se configura en la interacción entre elementos genéticos y experiencias con el ambiente, lo que da lugar a un abanico de rasgos particulares para cada persona, los que en la vida adulta se establecerán como una base estructurada y estable sobre el que se desarrolla el comportamiento, el pensamiento y el funcionamiento emocional de los seres humanos.

“Desde este punto de vista, es posible encontrar rasgos de personalidad que pueden ser más problemáticos a la hora de hablar de infidelidad, pero que no necesariamente sucederá en tanto podemos contar con otros rasgos de personalidad que pueden colaborar en la regulación de los mismos, y también en la medida de que seamos conscientes de nuestra personalidad también podremos trabajar y hacernos cargo de aquello que nos puede traer dificultades. Por ejemplo, una combinación entre rasgos tales como estar abierto a experiencias nuevas, contar con altos niveles de energía y baja conciencia de los actos- consecuencias de la propia conducta, podría causar dificultades para entender cómo un acto de infidelidad podría afectar a otro, y por lo tanto transgredir el vínculo de pareja” señaló el especialista Jairo Hernández a BioBioChile.

El especialista explica que si bien la infidelidad es una de las razones más habituales por las que acuden las parejas a terapia, no necesariamente un evento así provoca el término de la relación. “El efecto que produce una infidelidad estará íntimamente ligado a las dinámicas particulares de cada relación de pareja, los significados que cada pareja atribuya a la infidelidad y por cierto, el momento o etapa en que se encuentra la relación de pareja”.

“Mientras que para algunas, un evento así necesariamente conlleva la consecuencia de finalizar la relación, para otras, la infidelidad pudiese ser un momento de inflexión de la relación que, dependiendo de cómo se canalice, podría incluso decantar en un mayor fortalecimiento del vínculo. Hoy por hoy, y sin entrar en juicios morales al respecto, también vemos que existen nuevas concepciones de pareja en que los conceptos de fidelidad o infidelidad se cuestionan y las parejas se abren a la posibilidad de incluir dentro de su dinámica cotidiana la presencia de terceros mediante acuerdos explícitos que desafían entonces los conceptos habituales de pareja” explica el terapeuta familiar.

Por lo tanto, es dable pensar que el perdón o finalización de la relación estará vinculado entonces al significado atribuido a la fidelidad y el lugar que ocupa dentro del contrato de la relación, lo cual, curiosamente muchas veces no tiene que ver sólo con el involucramiento sexual con un tercero, sino de otros aspectos tales como el involucramiento emocional, o que la infidelidad se haya sostenido en el tiempo, o el peso de la mentira, por ejemplo.

En el libro del psiquiatra Javier Vicencio, “Los mapas del amor”, se reflexiona sobre las cifras en relación a la infidelidad. Hace 10 años los datos señalaban que el 40% de los hombres era infiel, versus el 20% en las mujeres. Sin embargo, esto se debe mirar con cautela toda vez que la estructura cultural patriarcal estigmatiza en mayor medida la infidelidad cuando es cometida por mujeres, a diferencia de lo que sucede con hombres. Por lo que es probable que exista una subrepresentación en ese caso, por lo que es posible pensar que pueda ser distinto debido a los cambios culturales y a los avances en una mayor equidad de género, lo que pudiera reflejarse en una redistribución de las cifras.

“Cada acto de infidelidad será de una naturaleza particular, responderá a momentos y necesidades específicas de cada persona, sin embargo, aunque es posible observar diferencias si lo vemos desde una perspectiva de género dicotómica, creo que actualmente las motivaciones a la infidelidad pueden darse de maneras indistintas entre hombres y mujeres”, explica el especialista a BioBioChile.

“Así por ejemplo, se ve en consulta hombres que relatan cómo se enamoraron de una tercera persona y buscan maneras de finalizar su relación de pareja actual con el menos daño posible, especialmente cuando hay hijos involucrados, y por otro lado mujeres que llegan arrepentidas de haberse involucrado solo sexualmente con alguien distinto a su pareja. Esto sin detenernos a explorar lo que sucede en parejas del mismo sexo, que es otra realidad interesante de mirar”.