Aunque parezca absurdo, la atracción por los hombres con barba existe y tiene una explicación psicológica.

La pogonofilia es la palabra que se usa para denominar la atracción por las personas con barba, según la etimología griega. Esta ‘filia’ puede parecer un disparate para algunos, pero lo cierto es que la psicología tiene una explicación para ella.

Con el objetivo de dilucidar este gusto, son varios los estudios que se han realizado al respecto, uno de los más recientes data del 2020, cuando la Universidad de Queensland, Australia, analizó la opinión de 918 mujeres americanas de entre 18 y 70 años sobre hombres con barba.

A estas se les presentaron diferentes imágenes donde los sujetos tenían barbas largas y frondosas, afeitados y con ciertos retoques que los hacían más masculinos o femeninos. A través de las respuestas recogidas de un cuestionario, descubrieron que “cuanto más pelo tenían los hombres, más atractivos y masculinos parecían”, según consignó la revista GQ.

“Las caras con barba se perciben como mayores, más masculinas, socialmente dominantes y más agresivas que las afeitadas”, detallaron los investigadores a cargo.

No obstante, no todas coincidieron en su opinión, y es que de acuerdo a los autores, la pogonofilia era más frecuente “entre mujeres solteras y casadas con mayor ambición reproductiva”.

¿Por qué ocurre la pogonofilia?

A pesar de que los gustos son subjetivos, la encuesta determinó que la gran mayoría prefería a los hombres con barbas largas o poco crecidas, mientras que una minoría inclinó su preferencia por los sujetos con barba muy frondosa y los afeitados, lo que llevó a descubrir por qué existe la pogonofilia.

De acuerdo a la investigación australiana, la elección entre los hombres con o sin barba depende directamente de la proyección que tiene la mujer -el estudio se realizó en personas heteros- con el sujeto en cuestión.

De esta manera, el estudio concluyó que quienes buscan relaciones sin compromisos o a corto plazo, suelen elegir a hombres con barbas cortas.

Sin embargo, cuando las mujeres buscaban embarcarse en una relación a largo plazo e incluso concebir hijos juntos, la decisión se inclinó por quienes tenían barbas más largas y frondosas.

Barnaby Dixson, ecologista especializado en el comportamiento humano de la Universidad de Queensland y coautor del estudio, dejó entrever que la elección se debería a una característica primitiva del Homo sapiens, según consignó el New York Times: “Podrían ser seductores si quieres un ‘macho alfa’ para mantener a tu familia y defenderte de los depredadores”, cerró.