Factores como la pronunciación, el significado de las palabras y las estructuras de las oraciones de acuerdo a cada idioma podrían tener un rol mucho más importante del que se pensaba, esto pues, según un estudio, la lengua materna repercute en la forma en que funciona el cerebro.

Una investigación alemana descubrió que el idioma materno repercute en algo más que la comunicación, esto, pues encontraron que dependiendo del lenguaje, el cerebro puede cambiar su forma de trabajar.

Según detalla el estudio publicado en ScienceDirect, la relación entre la pronunciación y el significado de las palabras hace que ciertas zonas del cerebro se relacionen mejor con otras, dependiendo del idioma.

Un hablante nativo de árabe debe escuchar atentamente la fonética en una conversación: ¿nuestro interlocutor quiere decir kitabun (كتاب) o katib (كاتب)? ¿”Libro” o “escritor”? Ambas palabras se basan en la misma raíz lingüística k-t-b ( ب – ت – ك), muy común en árabe.

Un hablante nativo de alemán, en cambio, tiene que centrarse sobre todo en la estructura de la frase: “Leihst du dir das Buch von deinem Lieblingsschriftsteller aus?” (¿Tomas prestado el libro de tu escritor favorito?). En alemán, las partes de verbos separables como “ausleihen” (prestar) pueden estar dispersas en distintos lugares de la frase.

Las lenguas árabe y alemana son muy diferentes. Pero, ¿pueden detectarse estas diferencias también en el cerebro de los hablantes nativos? Científicos del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas de Leipzig en Alemania han tratado de averiguarlo. El equipo que dirige el estudiante de doctorado Xuehu Wie examinó en un estudio a 47 hablantes nativos de árabe y la misma cantidad de alemán.

Al seleccionar a los sujetos, los investigadores se aseguraron de que hubieran crecido siendo monolingües y, por tanto, tuvieran una sola lengua materna. Además de esta, los participantes solo sabían algo de inglés.

¿Lenguaje universal?

El equipo de científicos pidió a los participantes realizar una prueba en un escáner especial de resonancia magnética. De este modo, no solo se obtienen imágenes de alta resolución del cerebro, sino también información sobre las conexiones de las fibras nerviosas. Con estos datos, los investigadores pudieron calcular la intensidad de las conexiones entre las distintas regiones lingüísticas.

“El resultado nos sorprendió mucho, porque siempre dimos por sentado que el lenguaje era universal”, afirma Alfred Anwander, investigador del Departamento de Neuropsicología del Instituto Max Planck de Leipzig y coautor del estudio. “Pensábamos que era independiente del idioma, de la parte del cerebro en la que se procesa y de la fortaleza de las conexiones entre las distintas áreas”.

En los hablantes nativos de árabe, el equipo de investigación observó que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro estaban más fuertemente conectados. También había una conexión más poderosa entre los lóbulos laterales del cerebro, llamados lóbulo temporal, y hacia la parte central, llamada lóbulo parietal.

El rol de la pronunciación

Esto es bastante plausible: estas regiones cerebrales se encargan de procesar la pronunciación y el significado de la lengua hablada. Un hablante nativo de árabe debe concentrarse precisamente en cómo se pronuncia la palabra y qué significado tiene como resultado: ¿el interlocutor ha dicho “kitabun” (libro) o “katib” (escritor)?

En los hablantes nativos de alemán, los científicos encontraron conexiones más fuertes en el hemisferio izquierdo del cerebro y hacia el lóbulo frontal en la zona frontal del cerebro. Esto también puede explicarse por el idioma alemán, ya que estas regiones son responsables de procesar la estructura de las frases de un idioma. Esto significa que los hablantes nativos de alemán pueden entender sin problemas frases más complejas.

“Nuestro estudio aporta nuevos conocimientos sobre cómo el cerebro se adapta a las demandas cognitivas. En otras palabras, nuestra red estructural del lenguaje está moldeada por nuestra lengua materna”, resume Anwander, coautor del estudio.

El conocimiento de las regiones lingüísticas del cerebro aporta ventajas a los hablantes nativos. Por ejemplo, se podría mejorar el tratamiento de los pacientes que han sufrido un ictus. Algunos de los afectados sufren un trastorno del habla llamado afasia. Se podrían desarrollar enfoques terapéuticos diferentes, con los que los pacientes podrían aprender a hablar de nuevo más rápidamente.

Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.