Un reciente estudio reveló que el dormir mal puede duplicar las posibilidades de desarrollar asma en quienes tienen predisposición genética. Una experta en neurología explicó a qué proceso que ocurre durante las horas de sueño afectaría.

Un análisis del Biobanco del Reino Unido reveló que las personas con mala higiene del sueño, o que simplemente duermen mal, tendrían mayor riesgo de desarrollar asma.

Según Evelyn Benavides, neuróloga y especialista en Medicina del Sueño de Clínica Bupa Santiago, la investigación recogida por EuropaPress revela detalles de cómo la respuesta inmune del cuerpo -la cual se produce durante las noches en las horas de sueño- podría estar afectando la enfermedad inflamatoria.

“Se relaciona a la activación de la respuesta inmunológica a diferentes alergenos. Esto en relación con que el mal dormir puede activar algunas respuestas que no son normales y que exacerban los ataques de asma y la dificultad para dormir durante ellos“, detalla la neuróloga.

Y esto se condice con los hallazgos de la investigación, ya que concluyeron que de los 455.405 sujetos analizados, el porcentaje que tenía riesgo genético de desarrollar la enfermedad y que además tenían un patrón de sueño deficiente, tenían un 122% más de probabilidades de ser diagnosticados con asma.

En contraste, las personas con la misma predisposición que tenían un buen dormir, reducían la probabilidad a un 37%. “Sugiere que un patrón de sueño saludable podría ayudar a contrarrestar el riesgo de asma, independientemente de la susceptibilidad genética“, afirmaron los investigadores.

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La razón detrás de estos porcentajes se centra, según Benavides, en que “el buen dormir disminuye la hiperreactividad que condiciona ataques de asma y hace que el sistema inmunológico y el sistema proinflamatorio disminuyan su funcionamiento”.

Por ello, la especialista recomienda mantener una buena higiene del sueño a lo largo del día y no solo previo a la hora de dormir, lo que se puede lograr evitando el café, bebidas energéticas y alcohol. Además, aconseja realizar la actividad física durante las mañanas y disminuir el uso de pantallas, todo esto con el fin de que: “El cerebro funcione bien de día y que el sistema proinflamatorio se mantenga controlado en la noche con un buen dormir”.