La dieta cetogénica o keto como es popularmente conocida, tiene varios detractores, principalmente de la comunidad científica, debido a los riesgos que significa a largo plazo.

Esta forma de alimentación se caracteriza por la reducción de carbohidratos y aumento del consumo de carne, quesos, semillas, entre otros. No obstante, esto sería perjudicial para el organismo, ya que al eliminar los hidratos de carbono, se disminuye además la fuente de energía más importante del cuerpo.

En un reciente estudio publicado en la revista especializada Frontiers in Nutrition, arrojó que “las dietas cetogénicas bajas en carbohidratos no son saludables para la mayoría de las personas, y que la keto resulta especialmente peligrosa para embarazadas y personas con enfermedades renales”.

Este plan alimentario se basa en una aumento de grasas con el fin de inducir en el cuerpo la “cetosis”, un estado metabólico “que convierte la grasa en compuestos conocidos como cetonas, empleados como fuente de energía. Además, el apetito desciende debido al tipo de alimentos consumidos”, explica el sitio Business Insider.

El autor principal de la investigación antes mencionada, Lee Crosby, sostiene que la dieta cetogénica es “un desastre que promueve enfermedades. Consumir carnes rojas, carnes procesadas y grasas saturadas y restringir las verduras, frutas, legumbres y cereales integrales ricos en carbohidratos es una receta para la mala salud”, dijo al medio New Atlas.

“Las dietas muy bajas en carbohidratos pueden carecer de vitaminas, minerales, fibra y fitoquímicos que se encuentran en frutas, verduras y granos integrales. Las dietas bajas en carbohidratos suelen ser bajas en tiamina, ácido fólico, vitamina A, vitamina E, vitamina B6, calcio, magnesio, hierro y potasio”, indica un extracto del estudio.

Dieta Keto y embarazo

De acuerdo al estudio, “las dietas bajas en carbohidratos que se siguen antes de la concepción o durante el período periconceptual se asocian con un mayor riesgo de defectos congénitos y diabetes gestacional, respectivamente”.

La investigación recoge datos del Estudio Nacional de Prevención de Defectos de Nacimiento, el cual explica que las mujeres que informaron una baja en la ingesta de carbohidratos, tenían hasta un 30% más de probabilidades de tener un bebé con un defecto del tubo neural, específicamente anancefalia y espina bífida.

También, se observó una asociación entre las mujeres que siguieron un patrón de dieta baja en carbohidratos con alto contenido de productos de origen animal, quienes tenían un 36% más de riesgo de diabetes gestacional.

El estudio concluye, además, que cada dieta debe ser implementada de acuerdo a las necesidades del paciente, para así evitar efectos negativos a largo plazo por alteración nutricional.