Esta tendencia hacia el negacionismo o la persistencia en imponer un marco de comunicación desconectado de la realidad evidencia que el Presidente no solo no está dialogando con su electorado más duro, sino que además sigue perdiendo contacto con la audiencia, como lo muestran las encuestas que reflejan una aprobación del 27,7%.

Cuando hace un mes, el Presidente Gabriel Boric celebró un nuevo año de administración con un “estamos mejor que hace dos años”, inmediatamente la oposición reaccionó y se generó un intenso debate en las redes sociales.

Los ciberciudadanos se preguntaban cómo se podría estar mejor si aumentó el desempleo (8,5%), la inflación (3,8%) y la sensación de inseguridad (90%, la más alta en una década).

Por esta razón, resultaba inevitable que los comentarios del Presidente generaran cierta sorpresa más aún por su entusiasta celebración del crecimiento económico del país (0,2%). Esto es especialmente notable en un contexto global donde muchos países están experimentando un crecimiento del 2,5% o 3,0% y su lamentable frase como que se puede caminar tranquilo por calle Brasil “pese a lo que dicen algunos”.

“Chile avanza contigo”

La respuesta radica en la estrategia comunicacional del gobierno. Con la campaña “Chile Avanza Contigo”, el Presidente repite su viaje en tren a Talca, simbolizando un nuevo comienzo nacional y destacando logros, pese a las cifras desalentadoras, bajo el plan instruido a sus ministros que se denominó: “Primera Piedra”.

Boric buscaba visibilidad en la calle a toda costa.

No titubeó en inaugurar obras y organizar hitos mediáticos, incluso cuando éstas aún no estaban totalmente terminadas. Así sucedió con la comisaría de Longaví, que se convirtió en un fiasco comparable al recordado Hospital de Curepto de la era Bachelet.

El Presidente era consciente de que, ante la falta de progresos significativos en sus reformas estructurales, sumado a la creciente crítica a su gestión, resultaba imprescindible destacar logros, incluso si estos pertenecían a la administración anterior, tal como reclamó la oposición.

Este tipo de narrativas abundan en el marketing político

La teoría del encuadre, o “framing theory”, originada en la psicología (Gregory Bateson) y adoptada por la sociología (Erving Goffman), es un concepto que se utiliza para entender cómo las personas interpretan y dan sentido a la información que reciben.

Sugiere que la forma en que se presenta la información (el “marco”) puede influir significativamente en la percepción y la interpretación de la realidad por parte de la opinión pública.

En resumen, examina cómo el lenguaje y la presentación de la información pueden moldear nuestras creencias, percepciones y actitudes, y cómo estos procesos mentales pueden ser utilizados para manipular a las personas.

El encuadre del Presidente Boric

Respecto de las declaraciones del Presidente sobre el progreso de Chile, el marco utilizado para presentarlo influye en la percepción del público.

Por ejemplo, al enfatizar logros o avances, incluso frente a cifras económicas o sociales desfavorables, podría estar intentando crear un marco optimista que resalte los aspectos positivos de su gestión y minimice los negativos para fomentar una visión esperanzadora del futuro. Sin embargo, esta visión puede no ser compartida por la mayoría y podría no reflejar la realidad subyacente que las cifras no pueden ocultar.

Aunque esto no significa necesariamente que se esté tergiversando la información, sino que se está eligiendo destacar ciertos elementos sobre otros para construir una narrativa específica, resulta preocupante que se pueda intentar instalar noticias falsas o medias verdades; o desviar el foco de lo relevante.

Lo cierto es que estamos frente a un fuego cruzado entre los medios y el Presidente.

Tiempo atrás Boric acusó a los medios de comunicación de hacer ‘cherry picking’, es decir, un acto de manipulación mediante el cual, de todos los datos disponibles sobre una cuestión, se escogen solo aquellos que interesan, ignorando los que no.

De ahí que reiteradamente cuestione el rol de la prensa sobre la cobertura y el análisis de su gestión. “Cuando leo los titulares de los diarios, la verdad es que leo poco los diarios a esta altura, es impresionante el afán por preferir las malas noticias” dijo hace un tiempo. El dato real es que los números no acompañan las expectativas del Presidente.

Boric ha recurrido repetidamente a esta estrategia en momentos de crisis, ya sea evitando ciertos temas o respondiendo con imágenes de salidas al cerro o de paseos en bicicleta.

Su enfoque/encuadre parece estar lejos de abordar las necesidades urgentes que demandan los chilenos, como respuestas claras ante la corrupción, la delincuencia o el crimen organizado.

Esta tendencia hacia el negacionismo o la persistencia en imponer un marco de comunicación desconectado de la realidad evidencia que el Presidente no solo no está dialogando con su electorado más duro, sino que además sigue perdiendo contacto con la audiencia, como lo muestran las encuestas que reflejan una aprobación del 27,7%.

Lo que antes funcionaba como una estrategia efectiva, hoy se ha convertido en una táctica arriesgada. Las expectativas chocan con la realidad, minando la conexión percibida que este gobierno mantenía con la ciudadanía.

Es momento de que la administración atienda las demandas urgentes y reevalúe su dirección antes de que sea demasiado tarde.

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