El legado de los Juegos no solo deben ser los recintos, que ya son un gran aporte al país, sino que esto debe venir acompañado de una política de actividad física y deportiva especialmente dirigida al mundo escolar, universitario y familiar para el uso permanente de estos espacios.

Durante estas últimas semanas y las próximas, el país en su conjunto vibra con las hazañas y triunfos deportivos de las y los jóvenes que se dieron cita en nuestro país en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023. Sin duda el evento más importante que se ha organizado en suelo nacional en materia deportiva y cultural.

Además, qué duda cabe, que quienes hemos tenido la oportunidad de recorrer presencialmente los recintos o verlos por las transmisiones televisivas, no dejamos de admirar la infraestructura deportiva de primerísimo nivel que se legara al país, más allá de todas las dudas y críticas que muchos agoreros vaticinaron antes del inicio de los mismos.

Otra cuestión que resulta digna de subrayar es la entrada, de lo que algunos especialistas llaman “deportes urbanos”, a las ligas mayores de las competencias deportivas de la escalada en muro, el patinaje skateboarding y el breaking. Prácticas que todos hemos visto desarrollar a jóvenes en calles y plazas de nuestros barrios y ciudades. Para muchos también el baloncesto 3×3 y el BMX freestyle, ha sido un descubrimiento y una sorpresa. Y es que cambian las generaciones y también cambian las manifestaciones motrices que las representan.

Del mismo modo, el público es un aspecto importante a destacar. El entusiasmo con el que ha acompañado a las y los atletas llenando los recintos, y en el caso del Team Chile, alentando cada una de sus actuaciones, es una clara evidencia que, cuando se proponen, acercan y promuevan otros espectáculos deportivos, más allá del fútbol, las familias responden positivamente a la invitación.

A partir de este indiscutible cuadro de los primeros días de competencias y fiesta deportiva, debemos comenzar a preguntarnos, y después que se apaguen las luces del estadio ¿qué sigue?

¿Es posible imaginar que el calendario escolar instaure para el primer y segundo semestre una semana de campeonatos deportivos escolares? ¿O que los recintos se abran al uso de las escuelas, -en horarios priorizados- por ejemplo, entre las 09.00 y las 16.00 horas? ¿Organizar durante los fines de semanas talleres de iniciación a distintos deportes para las familias? ¿Que existan demostraciones de deportes con estrellas deportivas que incentiven a niños, niñas y jóvenes a la práctica de actividad física y deportiva?, entre otras iniciativas producto de una política nacional de incentivo a la práctica física y deportiva.

¿Por qué es tan importante este plan de uso? Porque el riesgo de tener infraestructura de alto nivel cerrada con candado es muy grande y la pérdida de la inversión sería muy gravosa para Chile.

Pero más importante que esto, es porque la evidencia desde las neurociencias y en distintas áreas como la salud, la prevención del consumo de drogas, la convivencia, el aprendizaje, y un largo etcétera, no dejan de señalar a la actividad física, el juego y el deporte como actividades virtuosas, de más alto impacto positivo para el desarrollo de las personas, especialmente niños, niñas y jóvenes en todas las áreas de la vida.

Una vez más podemos hacer las cosas mejor de lo que las venimos haciendo, ahora solo falta que las planifiquemos y ejecutemos correcta y sistemáticamente, y en el mediano plazo, empecemos a ver los frutos de nuestros planes reflejados en una población más activa, sana y feliz.

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